Hitos en la historia de la ciencia
En 1887 la invariabilidad de la velocidad de la luz lleva a concluir que la tierra no gira   La desconcertante comprobacion realizada en 1887 por el fisico Albert Abraham Michelson ( primer premio nobel norteamericano de fisica en 1907) de que la tierra aparentemente no gira es esclarecida en 1905 por Albert Einstein, a traves de la teoria de la relatividad. Sin embargo el desaire que sufre el sentido comun con esta comprobacion termina provocando tal incredulidad y confusion respecto a lo percibido a traves de nuestros sentidos que la cuestion resultara irrelevante, salvo para los cientificos. (Fragmentos de las siguientes fuentes bibliograficas).




Albert Abraham Michelson, físico de origen polaco (1852-1931). Premio Nobel. Logro en su época la mayor aproximación en la medición de la velocidad de la luz y desarrolló con éxito singular el interferómetro.

Libros
    Isaac Asimov - La Historia de la energia nuclear (1985)

  Francois Derrey - La tierra esa desconocida (1967)



"Imaginemos que un hombre, encaramado sobre una furgoneta que a su vez se mueve hacia adelante a 20 kilómetros por hora, lanza una pelota, también hacia adelante, con una velocidad de 20 kilómetros por hora. Para alguien que observe desde el borde de la carretera la pelota parece que avanza a 40 kilómetros por hora. La velocidad del lanzador se suma a la de la pelota. Si el hombre que lanza la pelota hacia adelante con una velocidad de 20 kilómetros por hora se halla sobre una furgoneta que marcha hacia atrás a 20 kilómetros por hora, entonces (para alguien que lo observara desde el borde de la carretera) la pelota no parecería moverse para nada después de abandonar la mano del lanzador. Caería simplemente al suelo.

En el siglo XIX no se veía ninguna razón para suponer que la luz no se comporta de la misma manera. Se sabía que viajaba a la gigantesca velocidad de casi 300.000 kilómetros por segundo, mientras que la Tierra se mueve en su órbita alrededor del Sol a unos 30 kilómetros por segundo. Se creía, como es natural, que un rayo de luz emitido desde alguna fuente terrestre en la dirección de marcha de la Tierra debería moverse a una velocidad de 300.030 kilómetros por segundo. Si se emitía en la dirección opuesta, contra el movimiento de la Tierra, debería moverse a 299.970 kilómetros por segundo. ¿Podían detectarse diferencias tan pequeñas en una velocidad tan gigantesca?"
EN 1881 el físico norteamericano Albert Abraham Michelson construyó un dispositivo óptico, el interferómetro, que era capaz de comparar con gran precisión las velocidades de dos haces de luz diferentes (el que estaria) destinado a probar la rotación de la tierra alrededor del sol. Gracias al fenómeno de interferencia podía poner en evidencia diferencias de velocidad veinte veces menores que la que se suponía que la rotación de tierra debía provocar en los haces luminosos que pasaran por el dispositivo.

El experimento de Michelson
(Michelson), "junto con un colaborador suyo, el químico norteamericano Edward Williams Morley, intentó medir en 1887 las velocidades relativas de la luz, utilizando rayos dirigidos en distintas direcciones. Parte de este trabajo se realizó en la U.S. Naval Academy, y otra parte en el Case Institute. Los resultados del experimento de Michelson-Morley fueron inesperados: no arrojaron diferencia alguna en las distintas velocidades de la luz. Fuese cual fuese la dirección del rayo —la misma que la del movimiento de la Tierra, o la opuesta, u otra intermedia—, la velocidad de la luz parecía ser siempre exactamente la misma. Para estupefacción de todos los sabios del mundo entero, observó que todo ocurría como si la tierra estuviese inmóvil. Se hicieron verificaciones, la experiencia fue repetida con intervalos de seis meses, incluso se llegó a hacérsela en un globo atmosférico, se perfeccionó el sistema para aumentar su precisión: trabajo perdido, la tierra no queria confesar que giraba.

El fracaso sumió a la física en una crisis de la que debía sacarla Albert Einstein en 1905 con la relatividad. La experiencia no podía dar resultado, explicaba, porque la velocidad de la luz es una velocidad límite a la que ninguna otra puede sumarse."

Albert Einstein y la relatividad
"Una pelota lanzada hacia adelante a 20 kilómetros por hora por un hombre que avanza a la misma velocidad en la misma dirección no daría la sensación de moverse a 40 kilómetros por hora, vistas las cosas por un observador situado en el borde de la carretera. Parecería moverse a una velocidad ligerísimamente inferior a los 40 kilómetros por hora, tan ligerísimamente inferior que no podía medirse la diferencia.

Sin embargo, a medida que crecían las velocidades también aumentaba la discrepancia en la suma (según una fórmula que derivó Einstein), hasta que, a velocidades de decenas de miles de kilómetros por hora, la discrepancia era fácilmente mensurable. A la velocidad de la luz —que Einstein demostró era una velocidad límite que ningún cuerpo podía alcanzar— la discrepancia se hacía tan grande, que la velocidad de la fuente luminosa, por alta que fuera, no sumaba ni restaba nada a la velocidad de la luz.
Al lado de ésto había toda una serie de otros efectos. Según el argumento de Einstein, podía demostrarse que ningún objeto con masa podía moverse más deprisa que la velocidad de la luz. Por otro lado, a medida que un objeto se movía con velocidades cada vez mayores, su longitud en la dirección del movimiento (tal y como la mediría un observador estacionario) se acortaba cada vez más, mientras que su masa se hacía cada vez más grande. A 260.000 kilómetros por segundo, su longitud en la dirección del movimiento era sólo la mitad de la que tuviese en reposo, y su masa el doble. Al aproximarse a la velocidad de la luz, su longitud en la dirección del movimiento tendería a cero, mientras que su masa se haría infinita.

¿Era realmente así? Los objetos corrientes nunca se mueven con bastante velocidad como para que su longitud y su masa muestren ningún cambio medible ¿Y las partículas subatómicas, que se mueven a decenas de miles de kilómetros por segundo? El físico alemán Alfred Heinrich Bucherer informó en 1908 que los electrones en movimiento ganaban masa justamente en la medida predicha por la teoría de Einstein. El aumento de la masa con la energía es algo que se ha confirmado con gran precisión en años recientes. La teoría especial de la relatividad de Einstein ha superado desde entonces multitud de pruebas experimentales y es aceptada hoy con carácter general por los físicos."

"Dos ingenieros rechazaron la explicación :si se realiza un experimento para demostrar la rotación de la tierra y fracasa ¿que conclusión debemos sacar?. El sentido comun es formal : la tierra no gira.
Gustave Plaisant que llevo el asalto en 1934 a la explicación einsteniana ve en la relatividad una gigantesca conspiración (germana) destinada a lograr que Francia, país del sentido comun, pierda su espíritu. Se sume a la humanidad en un mundo fantástico e incomprensible donde a la perdida de confianza en el sentido común sigue la duda y la angustia. Antes de Copernico y de Galileo, concluye, una unidad admirable reinaba en la filosofía.   A partir de esa epoca la ciencia ya no permite dar una explicación satisfactoria del universo. Lo mas terrible es que el ingeniero en reacción tiene perfecta razon: cada descubrimiento nos revela nuestra ignorancia."



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