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Antonio Moro

(Utrecht, h. 1519-Amberes, 1576) Pintor flamenco. Se formó en Utrecht, en el taller de Jan van Scorel. A su maestro y a Tiziano, a quien conoció en la dieta de Augusta, debe los principales rasgos de su estilo. En la corte de María de Hungría, en la cual fue introducido por el cardenal Antoine Perrenot de Granvela, conoció al futuro Felipe II, quien se llevó a Moro a Inglaterra, en 1544, cuando viajó a Londres para contraer matrimonio con María Tudor. Al pintor se le encargó que realizara un retrato de la reina, obra en la que resplandece ya lo esencial de su estilo.

Más tarde, cuando Felipe II regresó definitivamente a España en 1559, lo hizo acompañado de Antonio Moro, que fue nombrado pintor del rey. Pero el artista permaneció poco tiempo en España. Por razones que se desconocen, regresó a su patria en 1560, donde, sin embargo, siguió firmando sus obras con el título de pintor de Felipe II.

Se había formado como retratista, y al retrato dedicó toda su carrera, concretamente al retrato áulico o cortesano. Sus obras, de gran uniformidad estilística, suelen presentar al modelo de tamaño natural, de tres cuartos, medio cuerpo o cuerpo entero y destacado sobre un fondo neutro, por lo general oscuro.

La precisión fisionómica es absoluta pero carente de expresividad: le interesa más la dignidad del modelo, su rango, que su personalidad. El personaje aparece representado con gran sobriedad, sin ningún detalle alegórico o innecesario, pero tanta austeridad queda un tanto aliviada por el exquisito tratamiento de las calidades y por la atención prestada a la vestimenta y las joyas, representadas con extraordinaria minuciosidad.

Su obra, en la que destaca el mencionado retrato de María Tudor, ejerció una enorme influencia en el desarrollo del retrato aristocrático, sobre todo en España, donde Moro tuvo un destacado continuador en Sánchez Coello.

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