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CIENCIAS DE LA TIERRA Y DEL MEDIO AMBIENTE
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Raices filosóficas del problema
 
 
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El problema: relación del hombre con la naturaleza

La crisis ambiental no es un simple problema técnico. Sus raíces son filosóficas e ideológicas. La idea que tenemos de lo que es el hombre y de la naturaleza y de la relación entre los dos tiene una importancia decisiva a la hora de entender el deterioro ambiental y de buscarle soluciones, por tanto. Subir al comienzo de la página

Conquistar la naturaleza

La naturaleza ha sido agobiante y opresiva para el hombre durante milenios. Es verdad que de ella extraía sus alimentos y los recursos que necesitaba, pero a la vez se le manifestaba como peligrosa y caprichosa. Su vida estaba amenazada por las fieras; su alimentación dependía de los caprichos de la meteorología; los incendios, riadas, terremotos y otros accidentes naturales arrasaban sus viviendas y ciudades; las pestes y otras enfermedades infecciosas diezmaban la población, … y todo esto sin entender muy bien las fuerzas que la movían, siempre dependientes del capricho y el azar.

La necesidad de imponerse a la naturaleza es algo que muchos autores consideran que está insertado en lo más profundo de la humanidad. Los diversos planteamientos de las relaciones entre el hombre y el resto de la creación se pueden resumir en tres grandes corrientes 

  1. El hombre dueño de la naturaleza sin condiciones.- Son los planteamientos en los que se considera a la naturaleza como una fuente de recursos cuya única función es suministrar lo que el hombre va necesitando. Es el punto de vista dominante, en la práctica, en los últimos siglos. El conocimiento es el arte de dominar sin condiciones la naturaleza y se considera que el desarrollo técnológico traerá el progreso sin más que esperar a que vaya creciendo. 
  2. La naturaleza manda sobre el hombre.- En estos planteamientos el hombre es un ser más dentro del conjunto de los seres naturales. Es sin más un animal con unas peculiaridades evolutivas y, por tanto, está gobernado por las mismas leyes que rigen en el resto de la naturaleza. Dentro de este grupo caben dos posturas extremas que llevan a situaciones muy distintas:
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    • Ecología profunda.- La llamada "deep ecology" (ecología profunda), considera que lo valioso es el conjunto de la naturaleza y que la importancia del hombre es simplemente la de un ser natural más. Su valor es el mismo que el de cualquier otra especie de ser vivo o, incluso, de ser inanimado. Se olvida o niega la naturaleza específica del hombre y lo valioso es la potencialidad evolutiva del conjunto de la biosfera. Dentro de este planteamiento varios autores defienden disminuciones drásticas de la población humana hasta llegar a los 500 millones (algunos a los cien millones) de habitantes en la Tierra que son lo que consideran compatible con una naturaleza no alterada seriamente por la humanidad. 
     
     
    Fragmento de Earthdance en el que E. Sahtouris comenta la teoría Gaia de Lovelock

    "(…) Si miramos al sistema Gaia a través de otros ojos distintos a los nuestros, veremos rápidamente que no tenemos ya más razones para considerarnos una forma de vida superior a las otras.

    Tomemos, por ejemplo, los hongos. Se extienden casi por cualquier sitio y aunque la mayoría son tan pequeños que no los podemos ver, algunos se extienden tanto bajo el suelo que sabemos que están entre las criaturas más grandes de la Tierra. Cada una de las plantas tiene hongos asociados a sus raíces, llevándole suministros a cambio de alimento. Los hongos viven también sobre animales además de sobre plantas. Desde su punto de vista toda la naturaleza parecería que ha sido creada para alimentarlos a ellos.

    Y de forma similar cualquier criatura de Gaia -bacteria, hongos, plantas o animales- podría encontrar razones para verse a sí misma como superior a las otras. Incluso las rocas podrían ver el mundo entero como simplemente su danza particular, una transformación continua en criaturas vivientes y vuelta a la situación de roca. Intente ver todo -el paisaje, el mar, las criaturas, a usted mismo y a los humanos, sus aeroplanos, y ciudades- todo como ni más ni menos que roca reorganizada."

  3. Sociobiología.- Una idea del hombre muy parecida a la de los defensores de la "deep ecology", es decir una concepción del ser humano como una especie animal más, sin diferencia radical con otras, lleva a otros autores al extremo opuesto. Se defiende que la ley natural por excelencia es la supervivencia del más apto y que, por tanto, el comportamiento de los hombres -la sociología- está regido por la "ley del más fuerte", como el de cualquier otra especie. Consideran inevitable el egoísmo humano. Algunas posturas extremas llegan a justificar formas de racismo o sistemas de poder basándose en estos planteamientos, al considerar que hay grupos humanos con mejores cualidades que otros y que son estos los que deben imponerse.
  4. Personalismo.- En este planteamiento el hombre es considerado como persona, en el sentido de que biológicamente es un animal, pero no se agota ahí su ser, sino que como criatura creada por Dios a su imagen y semejanza, tiene una dignidad radicalmente superior a todo el resto de los seres de la naturaleza. Su trabajo es de cuidado y diligente administración de la naturaleza. No tiene un dominio incontrolado sobre ella. Debe respetar sus leyes, que el hombre no ha puesto, sino que le han venido dadas. El hombre depende de la naturaleza, porque está inserto en ella, y es a la vez guardián de ella por su capacidad de proyecto. En este contexto se entiende que el hombre sea el único ser que posee deberes y obligaciones respecto de la naturaleza y que es responsable de su actuación frente a ella. Por eso no cabe una actitud sólo consumista sino que nuestra relación con la naturaleza debe enriquecer la personalidad humana, aumentando nuestra libertad y nuestro conocimiento.Subir al comienzo de la página
¿La Biblia frente a la naturaleza?
La expansión del cristianismo en Europa y en todo el mundo ha marcado la historia de la humanidad desde hace veinte siglos. En el Génesis se explica lo esencial de la naturaleza humana y sus relaciones con dios y con la naturaleza. Y en el capítulo 1, 27-28, dice:

"Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra; y los bendijo Dios diciéndoles: "Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra"

Algunos han pretendido ver en el mandato de someted y dominad la Tierra la raíz del comportamiento expoliador del hombre frente al ambiente. La realidad es que en muchos otros pasajes de la Biblia y en la historia del pueblo de Israel queda claro que no hay ninguna justificación para una actitud destructiva del hombre sobre la naturaleza. Todo lo contrario. Es el mismo Génesis e que insiste en el capítulo 2, 15: "Tomó, pues, Yahveh Dios al hombre y le dejó en el jardín del Edén para que lo labrase y lo cuidase". Una interpretación del dominad la tierra en la línea del cuidado y del trabajo en colaboración con la naturaleza, mucho más que de su destrucción.

Las Sagradas escrituras están llenas de alusiones a la naturaleza en la que se le muestra un gran respeto; lógico, por otra parte, en una cultura en la que el mundo creado es la primera y más accesible revelación que Dios hace de sí mismo. Algunas de sus leyes son tan explícitas como las que aparecen en el Deuteronomio cuando dice. "no pongas bozal al buey que trilla" o: "si al apoderarte de una ciudad enemiga tienes que hacer un largo asedio, no destruyas la arboleda, metiendo en ella el hacha; come sus frutos y no los tales, que el árbol del campo no es un hombre para reforzar la defensa contra ti". Y cuando los embajadores de Senaquerib, prepotente enemigo del pueblo de Dios, se jactan de que su rey ha talado los montes, la réplica de Isaías es tajante: esa es una grave ofensa ¡contra el santo de Israel¡ (Dios mismo) que se la ha de hacer pagar muy caro.

Démosle a cada uno lo suyo y no hagamos responsable a la Biblia ni al cristianismo de un trato a la naturaleza relacionado más bien con instintos profundamente anclados en el comportamiento humano y con la mentalidad tecnocrática. 

El poeta alemán Schiller, recogía estos mismos tres tipos de comportamiento cuando escribía: "El salvaje desprecia el arte y reconoce la naturaleza como su dominadora absoluta. El bárbaro escarnece y deshonra la naturaleza, pero, aún más despreciable que el salvaje, a menudo acaba por ser esclavo de su esclava. El hombre cultivado hace de la naturaleza una amiga, enalteciendo su libertad y poniendo un freno a sus caprichos"

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