1898 Los Documentos de Puerto Rico

 

O b r a    d i s e ñ a d a   y   c r e a d a   p o r   H é c t o r  A.  G a r c í a

 

 

La invasión inglesa de 1797

 

(Ataque de Harvey/Abercromby - 1797)

 

Por el Coronel Héctor Andrés Negroni

 

Extracto de su libro (pp 256-263) Historia Militar de Puerto Rico. Ediciones Siruela, Madrid, España, 1992.

(Las notas bibligráficas en el texto siguen el siguiente formato: el primer número corresponde al número del libro en la bibliografa, el segundo número (romano) indica el volumen, mientras que el último número corresponde a la(s) página(s) donde se encuetra la materia).

 

Antecedentes

Con el Tratado de Basilea en 1795 se puso fin a las hostilidades franco-españolas y, como resultado de ese tratado, Francia y España firmaron una alianza en 1796. Inglaterra nunca miró con buenos ojos las alianzas franco-españolas pues casi siempre resultaban en la exclusión inglesa del continente. Por lo tanto, no pasó mucho tiempo antes de que se rompieran las hostilidades entre los aliados Francia y España contra los ingleses. Esta nueva guerra comenzó en 1796 y duró hasta el 1809.

En la región del Caribe, los ingleses enviaron una poderosa flota al mando del Almirante Harvey con una gran fuerza de desembarco bajo las órdenes del General Sir Ralph Abercromby. Esta flota tenía como objetivo el establecimiento de un triángulo defensivo inglés tomando como las tres puntas la isla de Jamaica, la isla de Trinidad y la isla de Puerto Rico. Jamaica era inglesa desde el sigloXVII, por lo tanto habría que conquistar a Trinidad y a Puerto Rico para llenar los requisitos del plan inglés.

En febrero de 1797 los ingleses lograron capturar la isla de Trinidad y envalentonados por esta fácil conquista se dirigieron confiados a la captura de Puerto Rico dando así fin a sus propósitos.

Propósito del ataque

Como hemos apuntado la posesión de Puerto Rico le daría a los ingleses un fuerte triángulo de operaciones en el Caribe desde el cual se podría amenazar el imperio español. El ataque a Puerto Rico se hizo mucho más atractivo con la fácil captura de Trinidad por los ingleses.

Arribo

El día 17 de abril de 1797 se divisó la flota inglesa en las cercanías del litoral de Loíza procedente de Barbados. Los españoles ya tenían apostados vigías por toda la costa y la llegada de la flota no causó sorpresa ya que se tenían previas noticias del descalabro español en Trinidad. Por lo tanto, la flota inglesa encontró a los nuestros muy bien preparados gracias a los trabajos defensivos ordenados por el Gobernador y Capitán General Castro en anticipación del ataque inglés.

Fuerzas ofensivas

A pesar de ser este ataque uno de los mejores documentados en la historia militar de Puerto Rico, existen también discrepancias en cuanto al número y composición de las fuerzas atacantes.

El número de navíos en la flota de Harvey varía de acuerdo a la fuente utilizada. Salvador Brau alega que la flota estaba compuesta por "sesenta velas" (9:208). Julio L. de Vizcarrondo, en una nota del editor al libro de Ledrú, pone el número en "72 barcos" (62:83). Por otra parte, Hoyt alega que había "sesenta barcos en total" (59:83). Finalmente, el doctor Zapatero, un estudioso de las acciones bélicas en el Caribe, asevera que la flota de Harvey consistía de "68 buques" (116:411). A pesar de la variación en cuanto a número de navíos, no podemos negar que la escuadra de Harvey era imponente y debió haber hecho pensar mucho a los defensores de la isla. Hoyt nos da la siguiente enumeración en cuanto al tipo de barcos que se encontraba en la flota:

 

Tipo de embarcación  
Nº cañones
 1 Barco de guerra de tres cubiertas con  
70 cañones
 2 Barcos de tres cubiertas con  
70 cañones c/u
 2 Barcos de tres cubiertas con  
50 cañones c/u
 1 Fragata con  
40 cañones
 1 Fragata con  
36 cañones
 1 Bergantín con  
18 cañones
 1 Bergantín con  
16 cañones
 4 Corbetas con  
16 cañones c/u
 18 Goletas con (entre)  
6-12 cañones c/u
 1 Barco de Carga  
 28 Transportes de tropa  
 60 Barcos en total con cerca de  
 600 cañones (59:83)

 

Las fuerzas de desembarco inglesas eran igual de formidables. Vizcarrondo nos da las siguientes cifras: 5 regimientos de ingleses, 4 regimientos de alemanes, 1,500 zapadores, y 600 artilleros (62:83). Brau enumera la siguiente fuerza: 6,000 hombres de combate, 2,000 negros y mulatos obreros, más la dotación de marinos (9:208). Hoyt dice que la cifra fluctuaba entre 6,000 y 7,000 hombres apoyados por la artillería de campo (59:84). Adolfo de Hostos dice que el total de ingleses alcanzaba 14,100 hombres (57:69).

Fuerzas defensivas

Las fuerzas defensivas estaban bajo el mando directo del Gobernador y Capitán General de Puerto Rico, Brigadier don Ramón de Castro. De acuerdo al plan defensivo adoptado para la isla, las fuerzas debían alcanzar la cifra de 5,544 plazas pero sólo había en la guarnición 2,400 hombres como sigue: 71 artilleros, 21 zapadores veteranos, 325 soldados del Fijo, y dos Batallones de Milicias Disciplinadas (9:208). Zapatero y Enrique T. Blanco ponen la cifra total de fuerzas defensivas en 4,029, incluyendo milicias y regulares (7:68) (116:411). De acuerdo a Adolfo de Hostos había 6,471 hombres en la Plaza de San Juan (57:69). Hoyt alega que los españoles contaban con 200 regulares, 4,000 milicianos, 200 veteranos voluntarios, 600 macheteros de San Juan, 800 macheteros de Río Piedras, más unos 300 voluntarios franceses en corso. La cifra de Hoyt alcanza 6,100 hombres (59:84). Miller nos da el siguiente recuento de fuerzas defensivas: 938 hombres del Regimiento Fijo, 3,091 hombres de las Milicias Disciplinadas, y 2,442 hombres de las Milicias Urbanas. Las fuerzas enumeradas por Miller alcanzaban 6,471 hombres en total.

Además de este considerable número de defensores, la Plaza se encontraba bien artillada. Había 376 cañones, 35 morteros, 4 obuses, 5 pedreros, y suficiente cantidad de cartuchos, balas, fusiles, sables y pólvora (25:III:70). Brau es el único que difiere en cuanto al artillado de la Plaza y nos dice que había 415 cañones (9:209). Parece que sumó toda las piezas de artillería para obtener esta cifra.

Las fuerzas defensivas contaban también con una pequeña pero móvil fuerza naval que se conocía bajo el nombre de "fuerza sutil". Esta fuerza estaba compuesta de embarcaciones de bajo calado para la defensa de la Bahía, los Caños, y las lagunas que rodeaban la capital. La "fuerza sutil" estaba compuesta por 4 gánguiles, 2 pontones, 11 cañoneras, 7 lanchas de auxilio, 4 botes, 1 falucho, 1 güairo y 18 piraguas (7:69).

El armamento de esta fuerza sutil consistía de 22 cañones, 1 mortero, 4 pedreros, 11 esmeriles, 204 fusiles, 24 pistolas y 229 sables (7:69). La fuerza sutil estaba tripulada por unos 546 hombres (71:223).

Campaña

La serie de combates llevados a cabo en ocasión de la invasión Harvey/Abercromby fue la campaña bélica más larga en la historia de Puerto Rico. Duró desde el 17 de abril hasta la retirada inglesa el 2 de mayo y se caracterizó por ataque seguido por contraataque. Entre los comentarios más valiosos sobre los pormenores de la campaña está el Diario de Castro, un recuento día por día de las acciones llevadas a cabo (21:XIII:193-234). Los estudios más completos sobre esta campaña son el Capítulo del Doctor Zapatero en su libro (116:411-623) y el estudio de Enrique T. Blanco (7:67-128). Contamos además con otro cronista de época, el científico francés André Pierre Ledrú, quien visitó la isla el 16 de julio y estuvo entre nosotros hasta el 13 de agosto. Su visita, efectuada apenas dos meses después de la retirada inglesa, le permitió redactar una crónica bastante acertada de la campaña. El error más grande de Ledrú consiste en agrandar la aportación francesa en el rechazo de los ingleses. En esto Ledrú peca de chauvinista.

La campaña de 1797 comienza el día 17 de abril con el desembarco inglés por las inmediaciones del sector de "La Torrecilla". Debido al gran número de tropas envueltas así como a la resistencia presentada al invasor por el cuerpo volante de Linares, el desembarco se extendió hasta el día 18. La fuerza de Linares más bien llevó a cabo una operación de obstáculo pues no contaba con fuerzas suficientes para enfrentarse a las 3,000 tropas inglesas que pisaron tierra. Al finalizar el día 18 los ingleses se encontraban en pleno control de la costa habiendo establecido su cuartel general en la casa del Obispo, cercana a la Iglesia San Mateo.

Entre las actividades del invasor durante el día 18 de abril cabe mencionar que bloquearon la boca del puerto y enviaron uno de los navíos con bandera blanca a entregar unos pliegos demandando la rendición de la ciudad. La negativa española fue punto de partida para llevar a cabo los planes generales de la expedición. Harvey y Abercromby estaban de acuerdo en la necesidad de aislar completamente la isleta y con tal propósito bloquearon el puerto y mandaron a cortar el Puente de Agua o de San Antonio.

El día 19 de abril se encontraban los ingleses frente al Puente de Agua y a las defensas de la Primera Línea, desde donde eran castigados por las baterías del Fuerte de San Gerónimo, Fuerte del Escambrón, y Fuerte de San Antonio.

El día 20 de abril los ingleses enviaron lanchas para reconocer el litoral de Punta Salinas en busca de un nuevo sitio de desembarco. Tal parece que el bloqueo de la isleta de San Juan no era muy eficiente pues los de la ciudad continuaban recibiendo provisiones desde Cataño y Bayamón.

El día 21 de abril se llevó a cabo una audaz expedición española al mando de los hermanos Vicente y Egmidio Martínez de Andino. Como resultado de esta expedición, los nuestros lograron desalojar las fuerzas inglesas en Martín Peña y recobrar el Puente. Visiblemente contrariado por este éxito español, Abercromby suspende el proyectado asalto a la isleta para castigar las posiciones defensivas de la costa oriental de ésta, pues quería asegurar su retaguardia. Con tal objeto ordenó el emplazamiento de baterías cuyos fuegos eran dirigidos a los defensores de este sector.

El día 22 de abril, el Gobernador y Capitán General Castro envió refuerzos al litoral oriental de la isleta pues temía que el bombardeo inglés hiciera caer esta Primera Línea Defensiva. Además de enviar más hombres, cañones y municiones, Castro envió parte de su "fuerza sutil" a contestar el fuego inglés. Las lanchas cañoneras se apostaron en el Caño de San Antonio y respondieron vivamente a la artillería inglesa.

El día 23 de abril, Abercromby se vio privado del fuego de apoyo de la escuadra inglesa, ya que el Almirante Harvey ordenó el retiro de sus buques mar afuera, temeroso de que la marea y los fuertes vientos echaran a perder su flota ante los arrecifes del litoral norteño.

El día 24 se llevó a cabo una de las acciones más gloriosas de la campaña. El Sargento de Milicias puertorriqueño Francisco Díaz, al frente de sus milicianos, organizó una batida a la retaguardia inglesa infligiendo numerosas bajas al enemigo entre muertos, heridos y prisioneros.

El día 25 de abril los ingleses llevan a cabo una operación en las cercanías de la isla de Miraflores y logran establecer en ella nuevas baterías con las cuales bombardear la Segunda Línea Defensiva y el frente de tierra de la propia ciudad.

El día 26 de abril se llevó a cabo una operación de desalojo contra las posiciones inglesas de Miraflores, pero ésta, al mando del Comandante Pedro Tomás de Córdova, tuvo un resultado desgraciado para los nuestros, que tuvieron que retirarse sin cumplir su objetivo.

Durante los próximos dos días, 27 y 28, continuó el intercambio de artillería entre los de Miraflores y los de la ciudad. Castro reconocía el peligro que presentaban los ingleses en Miraflores y ordenó que se emplazaran baterías en La Puntilla para neutralizar las baterías inglesas de Miraflores.

Aprovechando este aparente impasse, Castro planeó y ordenó una contraofensiva española contra las líneas inglesas que se puso en efecto el 29 de abril y duró hasta el 30 del mismo mes. El plan consistía en un ataque coordinado contra las líneas inglesas. Por el sur atacó el cuerpo volante de Lara, por el este las fuerzas de Canales, por el noroeste se logró cerrar el paso del Boquerón con el propósito de impedir la retirada de la flota en esta Bahía, y finalmente, los corsarios franceses atacaron las playas del Condado. Este contraataque conjunto fue malogrado debido a que los de Lara se adelantaron al concertado ataque y los ingleses, sospechando la trampa, se lanzaron en precipitada fuga a la seguridad de sus barcos. El gran número de pertrechos y materiales de guerra abandonados por los ingleses atestigua el desorden que cundió en sus filas ante la acometida española.

El 1 de mayo comenzó el reembarco inglés y ya para el próximo día comenzaron sus barcos a alejarse de nuestras costas para siempre con la esperada satisfacción de los valientes defensores de la "Muy Leal" Plaza.

Partida

La poderosa escuadra y fuerzas de desembarco inglesas se alejaron de nuestras costas el 2 de mayo de 1797 poniendo un punto final a esta malograda invasión inglesa de conquista. Una vez más quedaba en alto la conocida y frecuentemente probada valentía puertorriqueña.

Secuela

El ataque inglés de 1797 dejó comprobada la excelencia del magno sistema defensivo de la plaza fortificada de San Juan. Demostró también, una vez más, la vocación de armas de nuestro pueblo así como su valentía ante el invasor.

Sin desmerecer la valiente defensa, podemos afirmar que la coordinación entre la flota y la fuerza de desembarco inglesa no funcionó con la efectividad necesaria para coronar con éxito su objetivo. Tal vez el gran número de barcos y la división de mandos entre Harvey y Abercromby no permitió una estrecha coordinación. De todas maneras, el gran número de cañones de la flota no fue empleado en reducir las defensas españolas. Según el propio Abercromby, la causa del fracaso se debió a que "la expedición quizás se emprendió muy a la ligera" (21:II:153). Tal parece que los ingleses, embriagados por el triunfo en Trinidad, acometieron contra Puerto Rico a la ligera sin comprender que Puerto Rico era una "plaza de primer orden".

Las bajas inglesas demuestran el imbalance de la campaña. Los ingleses tuvieron 225 muertos y heridos; además perdieron 290 compañeros como prisioneros. Los españoles, por otra parte, sufrieron 42 muertos y 154 heridos. Las bajas españolas resultan escasas cuando se considera que los nuestros llevaron la batalla al inglés y no se conformaron con esconderse tras las murallas.

El pueblo de Puerto Rico, al reconocer sus héroes, no debe olvidar las brillantes actuaciones de José Díaz, Francisco Díaz, José y Andrés Cayetano Vizcarrondo, Francisco Andino, Rafael Conty, Egmidio y Vicente Martínez de Andino, José Benítez, Ignacio Mascaró, Blas López, Teodomiro del Toro, Manuel Bacener, Marcos Sosa, y cientos de otros que participaron con arrojo y valentía en la defensa de la "Muy Leal".

 

 

Bibliografía

7. Blanco, Enrique T: Los tres ataques británicos a la ciudad de San Juan de Puerto Rico, Cantero Hernández, San Juan, 1947.

9. Brau, Salvador: Historia de Puerto Rico, Appleton, New York, 1904.

21. Coll y Toste, Cayetano: Boletín Histórico de Puerto Rico (14 vols.), Tipografía Cantero, San Juan, 1914-1927.

25. Córdova, Pedro Tomás de: Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de Puerto Rico (6 vols), Oficina de Gobierno, Madrid, 1838.

57. Hostos, Adolfo de: Historia de San Juan-ciudad murada, Instituto de Cultura, San Juan, 1966.

62. Ledrú, André Pierre: (traducción de Julio L. de Vizcarrondo) Viaje a la Isla de Puerto Rico (1797), Universidad de Puerto Rico, San Juan, 1957.

59. Hoyt, Edward A: A history of the harbor defenses of San Juan, Puerto Rico, under Spain, 1509-1898, Puerto Rico Coast Artillery Command, San Juan, 1943.

71. Miller, Paul G: Historia de Puerto Rico, Rand McNally, New York, 1946.

116. Zapatero, Juan Manuel: La guerra del Caribe en el Siglo XVIII, Instituto de Cultura, San Juan, 1964.

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