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  Los mazdeístas persas no perdonaron a su rey Yazdgard I su coqueteo con el cristianismo, y en 420 lo asesinaron. Más aún, no permitieron que sus hijos le sucedieran. Sin embargo, uno de estos hijos había estudiado en el reino árabe de Hira, que por aquel entonces pasaba por uno de sus mejores momentos. Se conservan muchas poesías árabes de este periodo, y se dice que fue en esta época cuando surgió la escritura árabe, por influencia persa. El caso es que este hijo del difunto Yazdgard I contó con el apoyo del rey de Hira, gracias al cual logró hacerse con el trono en 421, y reinó con el nombre de Bahram V. El nuevo rey continuó las persecuciones contra los cristianos y entabló una guerra contra el Imperio Romano porque éste acogía a los cristianos que huían de su territorio. Sin embargo Teodosio II encomendó la guerra a un general germano llamado Aspar, que adquirió fama al derrotar rápidamente a los persas. Bahram V se apresuró a firmar un tratado: Persia respetaría a los cristianos a condición de que el Imperio Romano respetara a los mazdeístas. Los sacerdotes mazdeístas persas no debieron de tardar en objetar a su rey que mientras en el Imperio Persa había muchos cristianos, en el Imperio Romano apenas había mazdeístas, con lo que el tratado era una tomadura de pelo, pero así quedaron las cosas.

Pulqueria temió perder el control sobre su hermano a medida que éste crecía, así que encontró el modo de tenerlo ocupado. Le llamó la atención una hermosa muchacha griega llamada Athenais, hija del filósofo Leoncias, por el cual había sido esmeradamente educada. Pulqueria la convirtió al cristianismo y la hizo bautizar con el nombre de Élia Eudoxia. No le costó nada que su hermano la aceptara como esposa. Pensó que así estaría entretenido y ella podría seguir gobernando.

Honorio nombró Augusto a su general Constancio, decisión que Teodosio II no quiso aceptar. Estaba a punto de estallar un conflicto entre las dos mitades del Imperio, pero se resolvió por sí solo, ya que a los siete meses murió Constancio.

En 422 murió Pelagio en Palestina. Pelagio era britano, y su doctrina se había extendido particularmente por su patria, donde el Imperio Romano y, por ende, la Iglesia Católica, ya no ejercía ningún control efectivo.

En 423 murió Honorio, y fue sucedido por el hijo de Constancio y Gala Placidia, Flavio Plácido Valentiniano (Valentiniano III), que sólo tenía seis años de edad. Sin embargo, la sucesión no fue fácil. Un general llamado Flavio Aecio acusó a Gala Placidia de haber conspirado con los visigodos contra Honorio y penetró en Italia con un ejército de bárbaros, por lo que Gala Placidia tuvo que huir a Constantinopla junto con su hijo. Entró en Ravena y se hizo con el control del Imperio de Occidente. En principio no había cometido delito alguno, pues Teodosio II no había reconocido aún a Valentiniano III como emperador. Oficialmente, Teodosio II era ahora el gobernante de todo el Imperio Romano. Aecio era de origen bárbaro, como casi todos los generales romanos. Había pasado unos años como rehén en el ejército de Alarico y años más tarde había sido también rehén de los hunos.

Gala Placidia tuvo que negociar con Teodosio II (o más bien con Pulqueria). En 424 logró que Teodosio II nombrara César a Valentiniano III, es decir, heredero, pero no emperador. Mientras tanto Aecio destinó a África a Bonifacio, el único general que podía hacerle sombra.

La Emperatriz Eudoxia fomentó la creación de una Universidad en Constantinopla, que finalmente se inauguró en 425. Se convirtió en un centro de enseñanza católico con el que no pudo competir la Academia que Platón fundara más de siete siglos atrás, y que no tardaría en extinguirse. Ese mismo año Gala Placidia logró que su hijo Valentiniano III fuera declarado Augusto, es decir, emperador. Aecio tuvo que aceptar la decisión y madre e hijo volvieron a Ravena.

En 426 Agustín terminó su libro La ciudad de Dios. En él rebatía una teoría que se había difundido tras la entrada de Alarico en Roma: Roma había dominado el mundo mientras fue pagana, y su declive se inició cuando llegó el cristianismo ¿dónde estaba el dios cristiano, que no protegía la ciudad como la habían protegido los dioses paganos? Agustín pasó revista a toda la historia que él conocía señalando que siempre había habido ascensos y declives. Los bárbaros podían haber destruido Roma, pero no lo hicieron. ¿Cuándo una ciudad pagana fue protegida así de un saqueo? Además, Agustín anunciaba que la caída de Roma sólo era el preludio del advenimiento de una Ciudad de Dios celestial, una ciudad divina que no caería nunca, sino que sería la culminación del plan divino.

En 428 ocupó el cargo de Patriarca de Constantinopla un sacerdote de origen sirio llamado Nestorio. Ahora que el arrianismo estaba prácticamente erradicado, nadie ponía en duda que Jesucristo tenía tanto una naturaleza divina como una naturaleza humana. Sin embargo, Nestorio se puso a hurgar en el modo en que ambas naturalezas se relacionaban entre sí. Concluyó que ambas eran independientes, de modo que María era la madre de la parte humana de Jesucristo, pero no de la parte divina. Así Jesucristo era un ser humano en el que había arraigado una naturaleza divina de la cual era instrumento. Estas teorías disgustaron a Pulqueria, que rápidamente encontró apoyo en Cirilo, el patriarca de Alejandría (cualquier motivo era bueno para contradecir al Patriarca de Constantinopla, especialmente si se contaba con el apoyo del emperador).

Ese año murió el rey vándalo Gunderico, y fue sucedido por Genserico. Pronto decidió pasar a África, una región mucho más rica que la que ocupaba. Hay quien dice que fue el general Bonifacio el que invitó a los vándalos a cruzar el estrecho, para utilizarlos contra Aecio, y que fue él quien les proporcionó los barcos necesarios. Tanto si fue así como si no, lo cierto es que en 429 unos ochenta mil vándalos pasaron a África y luego no reconocieron ninguna clase de pacto. Se dedicaron a saquear todo a su paso y a ellos se les unió rápidamente el campesinado mauritano sometido al poder Romano y también los donatistas y otros herejes a los que hasta entonces Agustín había sometido con mano firme.

Por entonces el obispo de Roma era Celestino. Había sido elegido el mismo año que murió Pelagio. Sus predecesores habían hecho algunas gestiones para garantizar la dependencia de Roma de varios territorios fronterizos con el Imperio de Oriente, en especial Iliria. Ahora Celestino se interesaba por Britania, donde el Pelagianismo estaba prosperando. Para ello envió a Germano, obispo de Auxerre, en la Galia, con la misión de combatir la herejía en Britania. Germano pasó por Irlanda antes de entrar en Britania. Los ejércitos romanos nunca habían pisado Irlanda, y ahora un obispo iniciaba la predicación del evangelio. No estuvo mucho tiempo, sino que enseguida pasó a Britania y allí murió, pero parece ser que el cristianismo interesó a los habitantes celtas de la isla.

Mientras tanto Bahram V conquistaba la mitad oriental de Armenia.

Los francos, dirigidos por su jefe Clodión, llevaban varios años haciendo incursiones al otro lado del Rin, hasta que en 430 ocuparon definitivamente una región en la Galia.

Celestino convocó un concilio en Roma en el que se condenó el nestorianismo, pero el golpe principal contra la herejía se dio  en Éfeso en 431, donde Teodosio II convocó un concilio al que asistieron Nestorio y Cirilo. Las sesiones fueron turbulentas, y el predominio osciló entre distintos grupos de obispos, pero la opinión de Cirilo predominó y la conclusión fue la condena del nestorianismo y el destierro de Nestorio, que tuvo que refugiarse en el Alto Egipto. Algunos nestorianos, por su parte, emigraron al Imperio Persa.

Los vándalos de Genserico llevaban dos años sitiando a Bonifacio en Hipona. La ciudad resistió tanto tiempo gracias a los suministros que recibía por mar, con la cooperación del Imperio de Oriente. Sin embargo, al final cayó y san Agustín murió durante el saqueo. Bonifacio escapó a Italia, pero Aecio salió a su encuentro acusándolo de traición, lo derrotó y lo mató. A partir de este momento Aecio llevó todos los hilos de la política imperial.

Teodosio II envió una flota contra los vándalos dirigida por Aspar. Esta vez no fue tan brillante como lo había sido contra los persas diez años atrás, y la guerra contra los vándalos se prolongó varios años.

Una flota procedente del reino de Shampa atacó el sur de China.

En 432 un discípulo de Germano fue enviado a Irlanda a proseguir la tarea que éste apenas había iniciado. Se llamaba Patricio, y era un britano capturado como esclavo treinta años antes. Su labor no pudo ser muy espectacular, tratándose de un solo hombre, pero creó comunidades cristianas que fueron progresando lentamente entre el paganismo celta.

Los hunos llevaban unos años en calma. Dominaban vagamente un vasto territorio entre Europa y Asia por el que diferentes tribus vagaban a sus anchas. Pero en 433 dos hermanos lograron ser reconocidos como reyes por la totalidad de los hunos. Se llamaban Atila y Bleda. Bajo su dirección la amenaza huna se hizo mucho más peligrosa. Reafirmaron su dominio sobre los eslavos y algunos pueblos germanos. También atacaron el Imperio Persa, por Sogdiana, pero fueron rechazados.

Mientras tanto Aecio firmó un tratado de paz con el suevo Hermenerico, con lo que se creó un reino suevo en el noroeste de Hispania de características similares a las del reino visigodo de Tolosa.

En 434 la flota de Genserico derrotó a la de Aspar, que se vio obligado a retirarse con grandes pérdidas. En 435 los vándalos obtuivieron de Valentiniano III la condición de federados del Imperio, como lo eran los visigodos.

Los hunos presionaban cada vez más a los germanos. En 436 el rey burgundio Gundicaro murió en combate contra Atila. Fue sucedido por su hijo Gunderico, quien fue derrotado por Aecio y negoció con él ofreciéndole su apoyo contra los hunos a cambio de nuevas tierras. Aecio pudo contener también a los francos en un territorio reducido.

Constantinopla seguía convulsionada por el nestorianismo, y las discrepancias resucitaron el caso de san Juan Crisóstomo. En 437 Pulqueria decidió resolver este problema definitivamente: hizo que Teodosio II revocara la condena contra el antiguo Patriarca, su cadáver se llevó de vuelta a la capital y se le canonizó en una ceremonia en la que Teodosio II pidió perdón en nombre de sus padres. También fue el año en que Valentiniano III se casó con Licinia Eudoxia, la hija de su primo Teodosio II y Eudoxia.

En 438 se publicó un nuevo código de leyes en el Imperio Romano de Oriente, conocido como Código de Teodosio.

Hermenerico, el rey de los suevos, se sintió enfermo y abdicó en su hijo Requila. En 439 dirigió varias campañas militares que le dieron el control del oeste y el sur de Hispania. Genserico se apoderó de Cartago, que se convirtió desde entonces en la capital del reino vándalo.

Ese mismo año murió el rey persa Bahram V y fue sucedido por su hijo Yazdgard II, que era totalmente mazdeísta, por lo que el cristianismo volvió a ser perseguido a muerte. La persecución se hizo extensiva hacia los judíos, a los que hasta entonces no se había molestado, ya que, al contrario que los cristianos, no eran apoyados por ninguna potencia extranjera.

En 440 murió san Sixto, obispo de Roma, y fue sucedido por León. Ingresó muy joven en el clero romano y había pasado un tiempo con san Agustín. Luego fue consejero de sus predecesores san Celestino y san Sixto. Sin tener la cultura de san Ambrosio o san Agustín, no cabe duda de que los igualó o superó en vehemencia y no tardó en convertirse en el obispo más influyente de occidente. En Roma inició una campaña para acabar con los juegos circenses, a los que consideraba un resto del paganismo, y fiscalizó estrechamente la administración de los obispos italianos. Es el autor del primer misal cristiano.

En 441 Yazdgard II rompió la tregua que su padre había firmado con Teodosio II y se reanudaron las eternas querellas entre los dos imperios. Al mismo tiempo, los hunos atacaron al Imperio Romano y Teodosio no encontró otra forma de contenerlos que comprometerse a pagar un tributo de setecientas libras de oro anuales, tributo que fue aumentando año tras año.

Tras la muerte de Hermenerico, su hijo Requila se convirtió definitivamente en rey de los suevos. La expansión del reino continuo, y en los años siguientes conquistó también la parte oriental de Hispania.

En 442 Genserico tenía preparada una gran flota que causó pánico en el Imperio Romano. Sólo el Imperio de Oriente tenía una flota capaz de hacerle frente, pero Genserico pactó con los persas y logró que el Imperio Oriental no interviniera. Valentiniano III tuvo que reconocer el dominio vándalo sobre un territorio aún mayor. Genserico confiscó muchas propiedades y eximió de impuestos a los propietarios vándalos. No obstante, estableció un sistema legal similar al pactado entre el Imperio y los ostrogodos: Genserico sólo era rey de los vándalos, mientras que los ciudadanos romanos seguían regidos por sus propias leyes. De todos modos, una buena parte del clero católico fue desterrada, probablemente para debilitar a la facción romana.

La Emperatriz Eudoxia gozaba de más popularidad e influencia de lo que Pulqueria había previsto, así que la hermana del emperador inició una campaña de desprestigio. Sobre la Emperatriz recayeron diversas acusaciones falsas y en 443 Teodosio II se vio obligado a decretar su destierro a Jerusalén. Ahora Pulqueria tenía todo el poder en sus manos.

En 443 los Burgundios fueron trasladados hacia el sur. Ocuparon Sabaudia (Saboya), fundaron un reino con capital en Ginebra y se extendieron por las cuencas del Saona y el Ródano hacia el Mediterráneo. El rey se llamaba Gundioc. Mientras tanto los hunos derrotaron a Aspar junto a las murallas de Constantinopla, que aún no estaban completamente terminadas.

En 444 murió san Cirilo, el Patriarca de Alejandría.

En 445 Atila asesinó a su hermano Bleda. Al parecer, éste ejercía una influencia moderadora sobre Atila, que ahora desapareció para siempre. La política de Atila se hizo más agresiva.

En 446 China envió una expedición que terminó con los ataques del reino de Shampa.

En 447 murió el rey franco Clodio. Según la tradición fue sucedido por su hijo Meroveo, pero todo lo que se sabe de este rey parece ser pura leyenda, creada para glorificar a los reyes posteriores de su linaje.

Las murallas de Constantinopla estaban terminadas. Recorrían todo el istmo de la pequeña península sobre la que se encontraba la ciudad, de modo que era imposible acercarse a ella por tierra sin atravesarlas. En primer lugar había un foso de casi veinte metros de ancho y siete metros de hondo, que los enemigos tendrían que cruzar a nado o tendiendo puentes, tras el cual se levantaba un primer muro, no muy alto, preparado para proteger arqueros. Luego venía una segunda muralla de ocho metros de altura, seguida de una tercera más alta aún, con torres de veinte metros de alto. Esta tercera muralla no fue atravesada nunca en los mil años siguientes, salvo a través de la traición.

La lucha contra el nestorianismo continuaba. Uno de sus más enconados detractores era un monje de un monasterio cercano a Constantinopla. Se llamaba Eutiques, y fue tanto su empeño en contradecir el nestorianismo que se pasó al extemo opuesto: en lugar de admitir que en Jesucristo había dos naturalezas independientes, una humana y otra divina, afirmó que estaban tan relacionadas que en realidad no se podía decir que fueran dos: Jesucristo sólo tenía una naturaleza y era divina. Esta doctrina se conoció como monofisismo y contó con el apoyo del Patriarca de Alejandría. Por el contrario, entre sus principales detractores estaban León, el obispo de Roma, y la Emperatriz Pulqueria. En 448 lograron que Eutiques fuera depuesto de su cargo.

El rey suevo Requila murió, y fue sucedido por su hijo Requiario, que, excepcionalmente, era católico en lugar de arriano. En 449 se casó con una hija del rey visigodo Teodorico I. Por esas fechas se produjo un nuevo levantamiento de los bagaudas, los campesinos galos que ya habían causado disturbios en otras ocasiones. Ahora invadieron el norte de Hispania. Requiario y Teodorico I se unieron con el general romano Basilio para aplastarlos.

Mientras tanto el Patriarca de Alejandría organizó un sínodo en Éfeso donde León fue condenado y Eutiques rehabilitado.

Sobre 450 Teotihuacán fue saqueada por pueblos extraños que destruyeron los centros de culto. Se inició así su decadencia cultural. En cambio, la cultura Zapoteca estaba en auge: surgieron nuevas ciudades con grandes centros ceremoniales con plazas, altares, etc. También se encuentran grandes cámaras funerarias con antecámaras y numerosos nichos, decoradas con figuras de sacerdotes ricamente vestidos y figuras de dioses, como Xipe-Totec, Xochipilli, Cocejo, el dios murciélago, la diosa serpiente, etc.

Las invasiones bárbaras
Índice El saqueo de Roma

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