Proyecto Salón Hogar

RUBÉN DARÍO
(1867-1916)


Rubén Darío dividió la literatura Latino Americana en dos períodos. Su obra se considera como la del poeta moderno ejemplar y su influencia se extendió a toda la lengua española. Félix Rubén García Sarmiento, nació en Metapa, Nicaragua, llamada hoy Darío.

De origen criollo, su educación tuvo una fuerte influencia religiosa, la cual se transparentó en su creación. Trabajó en la Biblioteca Nacional de su país desde muy temprano.

Entre sus primeras obras: Poesías y artículos de prosa, Epístolas y poemas. Darío estudió los clásicos occidentales, en especial los escritores franceses y de la escuela parnesiana y cultivó el estilo moderno primero en su prosa y luego de manera genial en la poesía.

Viajó por Chile, país que influyó en él y produjo su obra "Azul", la cual en su segunda edición en 1890 mostró claramente él "modernismo".

En 1893 Darío representó a Colombia como cónsul en Buenos Aires, y durante ése período cultivó el cuento con temas de horror y lo fantástico al estilo de Edgar Allan Poe.

En el campo poético, Rubén Darío renovó el estilo, el ritmo, la rima y la riqueza linguísticas del lenguaje español, haciendo el idioma castellano más accesible al poema.

Dijo Jorge Luis Borges: "Darío lo renovó todo: el contenido, el vocabulario, la métrica, la magia de algunas palabras, las sensibilidades del poeta y del lector.Lo llamamos a él: El libertador".

Entre otras obras: Prosas profanas y otros poemas, Cantos de vida y esperanza (Tal vez su mejor obra poética), El canto errante, El viaje a Nicaragua, Canto a la Argentina y otros poemas, Poema del otoño y otros poemas, Abrojos, Sol del domingo: poesía inédita.

Al comienzo de la Primera guerra mundial y durante una gira por los Estados Unidos, el gran renovador enfermó con una neumonía y regresó a su país donde murió en la ciudad de León.

PENSAMIENTOS:

Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,
botón de pensamiento que busca ser la rosa
se anuncia con un beso que en mis labios se posa
al abrazo impasible de la Venus de Milo. (Prosas profanas.)

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente.
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente. (Cantos de vida y esperanza.)