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Winston Churchill

(Sir Winston Leonard Spencer Churchill, 1874-1965) Político británico, nacido en Blenheim Palace (Oxfordshire) y fallecido en Londres. Era hijo de Lord Randolph Churchill, político que desempeñó dos carteras ministeriales durante el reinado de la reina Victoria, y de la estadounidense Jennie Jerome.

Winston, educado en Harrow, durante algún tiempo sirvió como suboficial en el 4.º Regimiento de Húsares, pero al estallar la Guerra Anglo-Bóer en África del Sur se hizo corresponsal de guerra. Hecho prisionero por los bóeres, logró evadirse en una audaz fuga.


Winston Churchill

En 1900 ingresó en el Parlamento como diputado del Partido Conservador por la ciudad de Oldham. Cuatro años después dio un giro político y se afilió al Partido Liberal, que en 1906 accedió al poder. El joven y brillante Churchill logró una rápida ascensión: subsecretario de Estado para las Colonias, presidente del ministerio de Comercio, secretario del Interior y, finalmente, primer lord del Almirantazgo.

En el ministerio de Comercio y en la secretaría del Interior programó, en estrecha colaboración con David Lloyd George, una serie de reformas que significaron el sólido establecimiento de la moderna sociedad del bienestar. Entre estas reformas se contaban los proyectos del seguro de enfermedad y seguro de desempleo que, por primera vez en la historia de Inglaterra, prestaban asistencia a los obreros que caían enfermos o se hallaban sin trabajo. No obstante, no gozó de popularidad como miembro de la administración liberal.

El estallido de la I Guerra Mundial en 1914 le encontró ocupando el puesto de primer lord del Almirantazgo, donde pronto chocó con el brillante, pero temperamental, jefe de Estado Mayor de la Flota, almirante Fisher. En 1915 defendió tenazmente la campaña de Gallípoli, con la que se pretendía apartar a Turquía de la guerra y establecer relaciones entre los aliados occidentales y Rusia. La campaña encontró en Inglaterra una fuerte oposición por parte de militares y políticos y a principios de 1915 tuvo que ser abandonada.

Churchill hubo de dimitir ante este fracaso y en 1916 sirvió en el frente occidental como teniente coronel antes de volver a la política como secretario de Estado para la Guerra, cargo que desempeñaba al firmarse el armisticio en noviembre de 1918. En 1918-19 apoyó los inútiles intentos bélicos de Inglaterra, Francia y Estados Unidos para impedir la consolidación del comunismo en Rusia.

El gobierno de coalición de Lloyd George se desintegró en 1922 al retirar los conservadores su apoyo al primer ministro. En las siguientes elecciones generales, Churchill perdió su escaño en la Cámara de los Comunes, al ser derrotado en el distrito escocés de Dundee.

Una vez más cambió Churchill de partido político, volviéndose a afiliar al Partido Conservador y ocupando un nuevo escaño en los Comunes, esta vez por el distrito de Epping. En 1924 fue nombrado canciller del Exchequer por el primer ministro conservador, Stanley Baldwin, y poco después tomó la controvertida decisión de adoptar el patrón-oro para Inglaterra. Esta decisión no contribuyó en absoluto a frenar el creciente malestar en la industria, que culminó en la huelga general de 1926. Churchill se creció ante este reto; abogó por recurrir al uso del ejército para reprimir a los huelguistas. Una vez terminada la huelga, Churchill dio su beneplácito a las medidas de represalia tomadas por el gobierno contra los huelguistas. Esto le valió la impopularidad entre las clases trabajadoras, impopularidad que nunca le abandonaría.

Entre 1929 y 1939 no desempeñó ningún cargo público, aunque mantuvo su puesto en la Cámara de los Comunes. No tardó en denunciar la grave amenaza del fascismo italiano y del nazismo alemán, abogando insistentemente por instaurar una política de rearme y por poner término a los intentos del gobierno de coalición tripartito (formado en 1931) de aplacar a los dictadores.

En esta empresa se vio casi completamente solo y durante esta turbulenta década fue considerado como un peligroso belicista y en diversas ocasiones fue abucheado en los Comunes. Tampoco vio acrecentarse su reputación con la actitud que adoptó frente a la crisis de la abdicación de 1936, al erigirse en campeón del derecho de Eduardo VIII a casarse con la estadounidense Mrs. Simpson y permanecer en el trono. En 1938 lanzó acerbas críticas al acuerdo de Munich, que a duras penas si conseguía evitar el estallido de la guerra en la región de los Sudetes de Checoslovaquia.

Pero el inicio de la II Guerra Mundial en septiembre de 1939 iba a depararle su gran oportunidad. Apenas estalló el conflicto, el primer ministro, Arthur Neville Chamberlain, le ofreció el mismo cargo que había desempeñado durante la I Guerra Mundial, el de primer lord del Almirantazgo. El nombramiento fue bien recibido por los británicos, que al fin comprendían que Churchill había tenido razón en su actitud frente a Hitler y Mussolini.


Churchill en la radio

En mayo de 1940, tras el completo desastre de la campaña de Noruega, Chamberlain tuvo que dimitir, aunque Churchill hizo todo lo posible por apoyar a su jefe. El Partido Laborista, al suceder Churchill a Chamberlain, aceptó participar en el gobierno de guerra, que se convirtió así en una verdadera coalición.

La grave crisis de 1940 resaltó en toda su plenitud la grandeza del ya primer ministro Churchill. Durante los aciagos días del derrumbamiento de Francia y del inminente peligro de la invasión de Inglaterra, su oratoria, tanto en los Comunes como en la radio, sirvió al pueblo de incesante estímulo. A lo largo de ese horrible año pronunció Churchill muchos de sus más famosos discursos y el intrépido reto lanzado por él al enemigo despertó pareja admiración en Estados Unidos, con cuyo presidente, Franklin D. Roosevelt, no tardó en establecer estrecha alianza.


Stalin, Roosevelt y Winston Churchill en
la conferencia de Teherán (1943)

En 1941, la invasión de la URSS por parte de Alemania y el ataque japonés de Pearl Harbor proporcionaron al Reino Unido dos grandes aliados y pusieron término al período de más de un año en que el país había desafiado por sí solo a los dictadores. A pesar de su oposición al comunismo, Churchill prometió a la URSS el pleno apoyo británico en la lucha y al entrar en guerra los Estados Unidos quedó constituido el gran triunvirato de líderes que había de llevar la derrota a Alemania, Italia y Japón.

Al término de la guerra con Alemania, la coalición se deshizo y se convocaron elecciones generales. En ellas los conservadores, a pesar de hallarse bajo la dirección de Churchill, sufrieron grave derrota y subió al poder un gobierno laborista. Como líder de la oposición, Churchill continuó gozando de amplia reputación mundial, y en una serie de discursos expuso la necesidad de conseguir la unión entre las naciones democráticas frente a la URSS y sus satélites. Fue él quien acuñó la expresión «Telón de Acero» para aludir a las fronteras de la Europa comunista.

En las elecciones de 1951 cayó el gobierno laborista y Churchill se hizo con el cargo de primer ministro. Dimitió en 1955 y renunció al título de par que se concede en Inglaterra a los que han desempeñado semejante cargo, pero permaneció en los Comunes hasta poco antes de su muerte en enero de 1965. En 1963 fue hecho ciudadano honorario de Estados Unidos, distinción sólo compartida por el marqués de Lafayette.

Churchill fue un maestro del inglés hablado y escrito. Escribió numerosas obras, entre ellas la biografía en tres volúmenes de su antepasado el duque de Marlborough, la historia en seis volúmenes de la II Guerra Mundial (The Second World War, 1948-54) y una historia de los pueblos de habla inglesa (A History of the English Speaking People, 1956-58). En 1953 fue galardonado con el premio Nobel de Literatura. En 1908 había casado con Clementine Hozier, de la que tuvo tres hijas y un hijo, Randolph.

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