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Gregorio Marañón

(Gregorio Marañón y Posadillo; Madrid, 1887 - 1960) Médico, escritor e historiador español. Licenciado en 1908, año en que obtuvo el premio «Martínez Molina», y doctorado en 1909, amplió estudios en el Hospital General con Olóriz y Madinaveitia y en Alemania con Emdem y Ehrlich. Médico de la Real Casa, ganó fama internacional con sus estudios y trabajos y pronunció conferencias en muy diversos países: Cuba (1927), Chile (1930), Brasil (1953), Francia (1956), etc.

Era miembro de número de las academias de Ciencias, Medicina, Historia, Bellas Artes, Española de la Lengua y Francesa de Ciencias Morales y Políticas, doctor honoris causa por las principales universidades del mundo y correspondiente de numerosísimos centros culturales. Personalidad de talla internacional, su entierro dio lugar a una de las manifestaciones de duelo más imponentes que Madrid haya conocido.

Para describir una obra tan rica y compleja como la de Marañón, es preciso distinguir en él sus diveras facetas de médico, escritor, historiador y moralista. Marañón se consideró a sí mismo, ante todo, médico. «Gregorio Marañón y Posadillo. Médico», decían, sin duda por expresa disposición suya, las esquelas que comunicaron a los españoles su muerte. En su práctica médica y a través de no pocas de sus publicaciones, fue internista general; pero desde los primeros años de su ejercicio (La sangre en los estados tiroideos, 1911; Investigaciones anatómicas sobre el aparato paratiroideo del hombre, 1911), se orientó preferentemente hacia la endocrinología clínica, disciplina de la cual ha sido uno de los más eminentes fundadores.

Fueron muy abundantes sus contribuciones personales, clínicas o fisiopatológicas: descripción de la «mano hipogenital» y del signo que lleva su nombre, investigaciones sobre la enfermedad de Addison, las afecciones tiroideas, los estados prediabéticos, las osteopatías constitucionales, los síndromes diencéfalo-hipofisarios, la edad crítica. Su doctrina sobre la evolución de la sexualidad y los estados intersexuales logró alto prestigio.

Entre los diversos libros del Marañón internista general destaca su Diagnóstico etiológico; entre los del Marañón endocrinólogo, La doctrina de las secreciones internas (1915), La edad crítica (1919), Estados prediabéticos (1927), Manual de las enfermedades del tiroides (1929) y La evolución de la sexualidad y los estados intersexuales (1930). Sus méritos no son menores como cultivador de una medicina científica y técnicamente rigurosa (una triple influencia, la de Cajal, la de San Martín y la de Madinaveitia, alcanza en su obra especial fecundidad) y como maestro, con la palabra y con el ejemplo, de una práctica médica verdaderamente «humana». El Instituto de Patología Médica, por él fundado en el Hospital General y lamentablemente desaparecido después de su muerte, fue sin duda el mejor testimonio de la primera de esas dos actividades.

Como escritor, Marañón tiene un puesto singular entre los grandes prosistas del siglo XX. La expresión escrita marañoniana se caracteriza por la sencillez, la claridad, la transparencia, la fluyente y como espontánea ligereza; y, junto a ello, una fuerte capacidad de incitación y sugestión. La obra de Marañón historiador ha contribuido de muy notable modo al prestigio universal de su figura. Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo (1930), Las ideas biológicas del Padre Feijoo (1934), El conde-duque de Olivares (1936), Tiberio. Historia de un resentimiento (1939), Luis Vives (1942), Antonio Pérez (1947) y El Greco y Toledo (1956) son los títulos más representativos de esa importante obra historiográfica.

Las descripciones biográficas de Marañón suelen ser como la personificación de una pasión o de un carácter, biológica y psicológicamente comprendidos: Enrique IV de Castilla y su peculiar constitución sexual, el conde-duque de Olivares y la pasión de mandar, Tiberio y el resentimiento. La amplia monografía que lleva por título Antonio Pérez -figura a la cual llegó Marañón, como a la de Luis Vives, por la viva sugestión que sobre él ejerció el tema de los «españoles fuera de España»- es, sin duda, por la riqueza de su documentación y por la maestría con que el personaje y la época están tratados, la cima de cuantas Marañón consagró a la historia.

Fue también Marañón moralista, en el sentido que los franceses suelen dar a esta palabra; esto es, escritor aficionado a considerar la vida humana con un acento comprensivo y ético. Una serie de libros acredita esta orientación: Biología y feminismo (1920), Sexo, trabajo y deporte (1925), Amor, conveniencia y eugenesia (1929), Amiel. Un estudio sobre la timidez (1932), Raíz y decoro de España (1933), Vocación y ética (1935), Psicología del gesto (1937), Crónica y gesto de la libertad (1938) y Ensayos liberales (1946). La dignidad moral de la vida humana, la idea de que esa dignidad se conquista ante todo inventando generosamente deberes propios y sirviendo con devoción a una de las vocaciones que Marañón llamaba «del amor», una delicada comprensión de todo cuanto en la existencia del hombre no sea patente abyección moral, son los temas principales en que el liberalismo del «moralista» Marañón solió expresarse.

Debe destacarse también la vigorosa manifestación de Marañón como español, y no sólo con su actuación en la vida pública de España, cuando honradamente se creyó obligado a ello, sino, sobre todo, con su pensamiento y su pluma. Entre los españoles de ayer, Marañón admiró y quiso especialmente a Vives y Feijoo; esa admiración y este afecto tuvieron por fundamento su común intento de trabar la inteligencia, el amor a España, la visión cristiana del mundo y la ocasional actualidad de la historia universal. No sólo esos dos españoles de ayer fueron los héroes de Marañón; lo fueron también varios españoles de su época; y entre ellos, Cajal, Menéndez Pelayo y Galdós.

Pero no sólo en el espíritu de la España pretérita y la España posible tuvo su pábulo el vehemente españolismo de Marañón; lo tuvo también en el cuerpo físico de la España real: sus tierras, sus diversos grupos humanos (el castellano, el catalán, el andaluz...), sus multiformes costumbres populares, su cocina, sus vinos, todo lo español. Raíz y decoro de España (1933), España y la historia de América (1935), Elogio y nostalgia de Toledo (1941), Españoles fuera de España (1947) o El alma de España (1951) son algunos de los libros en que más directa y elocuentemente se expresa la honda pasión española de Marañón.

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