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François Mitterrand

Político francés (Jarnac, Charente, 1916 - París, 1996). Nacido en una familia católica de clase media, se licenció en Derecho y Ciencias Políticas en París. Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45) fue movilizado y hecho prisionero por los alemanes (1940); luego se evadió y se unió al régimen colaboracionista de Vichy; desde 1942 militó en la Resistencia, pero sin adherirse directamente a De Gaulle. Tras la dimisión de éste, Mitterrand entró en la política, resultando elegido diputado por Nièvre en 1946, bajo una etiqueta centrista (sólo gradualmente iría evolucionando hacia la izquierda).

Entre 1947 y 1957 ocupó múltiples cargos en las cambiantes combinaciones ministeriales de la Cuarta República: secretario de Estado para los excombatientes, secretario de Estado de Información, subsecretario de la Presidencia, ministro de Colonias, ministro de Estado, ministro delegado en el Consejo de Europa, ministro del Interior y ministro de Justicia; su balance de ese periodo incluye una ardiente defensa del colonialismo y la represión de los nacionalistas argelinos. Pero su liderazgo entre los antiguos combatientes y prisioneros de guerra (fue presidente de la Unión Democrática y Socialista de la Resistencia en 1953-58) le atraía las simpatías de muchos progresistas.

La vuelta de De Gaulle al poder en 1958 provocó la reacción de Mitterrand, radicalmente opuesto al «gaullismo» y a la concesión de plenos poderes al general: utilizando su habilidad para la seducción, reunió a la oposición en una Convención de Instituciones Republicanas (1964) y consiguió presentarse como candidato único de la izquierda en las elecciones presidenciales de 1965. De Gaulle le derrotó en aquella ocasión por estrecho margen, y la Federación de Izquierdas que presidía Mitterrand acabó por romperse a raíz de la crisis de mayo de 1968.

Una nueva victoria del gaullista Pompidou en las elecciones de 1969 (en las que los socialistas sólo obtuvieron un 5 por 100 de los votos) dio el impulso definitivo al proceso de unidad del socialismo francés, en el que Mitterrand desempeñó un papel protagonista, convirtiéndose en primer secretario del recién creado Partido Socialista Francés el mismo día en que ingresó en sus filas (1971).

Tras firmar un acuerdo programático con los comunistas en 1972, Miterrand fracasó de nuevo como candidato de la izquierda unida en las presidenciales de 1974, que dieron el triunfo a Giscard d’Estaing. Completó su avance hacia la mayoría deshaciéndose del programa común con los comunistas en 1977 y, por fin, se impuso en las elecciones de 1981, desbancando al presidente Giscard; en 1988 sería reelegido para un segundo mandato.

Adaptado desde el principio al alto papel institucional que la Constitución de la Quinta República preveía para el presidente, Mitterrand se convirtió en un estadista celoso de la continuidad constitucional y del protagonismo internacional de Francia en un estilo típicamente gaullista. No obstante, inició su mandato con medidas de gran poder simbólico para la izquierda, como nacionalizaciones, mejora de las condiciones laborales, abolición de la pena de muerte, descentralización administrativa… poniendo al frente del gobierno al histórico dirigente obrero Pierre Mauroy.

La mala evolución económica del país le hizo cambiar de rumbo en un rasgo de pragmatismo, pasando el gobierno a Laurent Fabius, representante del ala tecnocrática del partido, que emprendería una política liberal de reconciliación con los mercados capitalistas. Esa rectificación no consiguió evitar la derrota de los socialistas en las elecciones legislativas de 1986, que dieron al centro-derecha la mayoría de la Asamblea.

Mitterrand ideó para aquella ocasión la idea de la «cohabitación», dando paso a la experiencia de cooperación entre un presidente de la República socialista y un gobierno conservador (encabezado por Jacques Chirac). Mitterrand apareció así como el baluarte del Estado de bienestar frente a la ofensiva neoliberal, lo cual le proporcionó la reelección en las presidenciales de 1988. En su segundo mandato puso al frente del gobierno a su antiguo adversario Michel Rocard, al cual sustituyó por Édith Cresson en 1991 y por Pierre Bérégovoy en 1992.

Conocedor de la grave enfermedad que le aquejaba, Mitterrand quiso pasar a la Historia como el gran impulsor de la unidad europea, reforzando la cooperación con Alemania, que se plasmó en el Tratado de Maastricht (1991). Sin embargo, la situación no evolucionó bien, con un persistente problema de desempleo y continuos escándalos políticos y financieros. Las elecciones legislativas de 1993 dieron de nuevo el triunfo a la derecha, obligando a una segunda «cohabitación» con un gobierno de Balladur.

Mitterrand, más preocupado por la posteridad que por la suerte de su partido, tras haber encarnado durante 14 años la alternancia política en el marco de la Constitución de 1958, preparó su despedida del poder dejando que los socialistas se enzarzaran en querellas intestinas, mientras revelaba a la opinión pública con cínica sinceridad sus filiaciones fascistas de juventud y las oscuras amistades mantenidas desde entonces. Murió de cáncer poco después de ver cómo Chirac se imponía en las elecciones presidenciales de 1995 al candidato improvisado por los socialistas, Lionel Jospin.

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