¿Dónde nació Jesús de Nazaret?
Mateo presentó a Jesús naciendo en Belén porque los padres de este, José y Maria eran y vivian allí; y Lucas ubicó a Jesús naciendo en Belén por un (censo) o incidente histórico que los hizo viajar desde Nazaret. Ambos relatos se contradicen en este aspecto. Los eruditos (no religiosos) creen que Jesús nacio en el lugar de donde se origina su nombre; Jesús de Nazaret.

 

Ariel Álvarez Valdés

Proyecto Salón Hogar


Artículo publicado en la revista Mensaje, que junto a otros textos del mismo autor, será parte del libro “Los Enigmas de la Biblia”. La edición se encuentra en preparación y abarcará el Antiguo y Nuevo Testamento. Informaremos cuando esté disponible, ya que será un excelente y entretenido modo de conocer mejor la Biblia y sus misterios.

 

¿Donde nacio Jesús?

“La respuesta surge sencilla: Jesús nació en Belén. Lo aprendemos desde niños al celebrar la Navidad, y lo cantamos todos los años en los villancicos alrededor del pesebre. Sin embargo, al analizar con detenimiento el Nuevo Testamento descubrimos que no es fácil fijar el lugar del nacimiento de Jesús”.

 

Es cierto que dos evangelistas, Mateo y Lucas, afirman expresamente que Jesús nació en Belén. Mateo dice: "Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes" (Mt 2,1). Y Lucas escribe: "Cuando ellos (José y María) estaban allí (en Belén), ella dio a luz a su hijo primogénito" (Lc 2,6-7).

Pero en cambio los otros dos evangelistas, Marcos y Juan, presentan a Jesús como si hubiera nacido en Nazaret. En efecto, siempre lo llaman "Jesús de Nazaret"; y sabemos que en la Biblia, cuando después del nombre de una persona se menciona una ciudad, es porque se trata de su lugar de nacimiento. Así, por ejemplo, se habla de Pablo de Tarso (Hch 9, 1), de José de Arimatea (Mc 15,43), de Lázaro de Betania (Jn 11,1), de Amós de Técoa (Am 1,1), o de Miqueas de Moréshet (Mi 1,1).

¿Cuál sería entonces la cuna de Jesús: Belén o Nazaret? Analicemos más detenidamente las evidencias.

Para Marcos no hay dudas
El primer Evangelio que se escribió, el de Marcos, da a entender que Jesús nació en Nazaret. Ya al principio, cuando relata su bautismo, dice que Jesús "vino de Nazaret de Galilea" (1,9). 0 sea, no menciona ninguna otra ciudad de origen fuera de ésta. Después, cuando Jesús se va a Nazaret, dice que "se fue a su patria" (6,1), y patria (en griego: patris) significa literalmente "la tierra natal", "el lugar de nacimiento". Esto lo confirma el mismo Jesús, cuando ante el escándalo que producen sus enseñanzas en Nazaret, él exclama: "Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa es despreciado" (6,4).

Además, todo el mundo lo conoce como Jesús de Nazaret: el endemoniado de Cafarnaúm (1,24), la criada del Sumo Sacerdote (14,67), el ángel del sepulcro (16,6), y hasta el mismo evangelista Marcos (10,47).

Por lo tanto, cuando Marcos escribió su Evangelio, dio a entender a sus lectores que Jesús había nacido en Nazaret, ya que siempre lo identifica como originario de esa ciudad, y no da ninguna otra indicación alternativa como para pensar que fuera de otra parte.

 

¿Jesus de Nazareth o Jesús de Belén?

María madre de Jesús nació en Nazareth, sus padres fueron según la tradición  Joaquín, y  Ana. Ella era de familia sacerdotal, descendiente de Aarón; ya que Isabel, madre de Juan y esposa del sacerdote Zacarías era su prima (Lc 1,5; 1,36).


De acuerdo a la tradición María, siendo niña fue ofrecida al Templo para ser educada e iniciada y formada en el culto, bajo la guía de mujeres virtuosas que vivían en edificios adyacentes, quiénes a su vez tenían a su cargo el arreglo y cuidado del Templo y a la oración. Estas mujeres al servicio del Templo han sido parte de una larga tradición que se remonta a los tiempos de Moisés (Ex 38, 8)


Según la tradición y costumbres hebreas a la edad de 14 años fue dada por esposa a José. Sin embargo María continuó viviendo en su casa paterna hasta que transcurra el año, tiempo prudencial según la costumbre hebrea, entre el casamiento y la entrada a la casa. Su prometido José era de la tribu de David (Lc 1,27). Él era carpintero de oficio y vivía en Nazareth (Mt. 13,55)

¿CUÁNDO NACIÓ JESÚS?

Parece ser que ni el 25 de diciembre, ni hace 2006 años. La historia apunta más bien a la primavera, y cinco años antes de lo que se cree. Pero los primeros cristianos eligieron la fecha para hacerla coincidir con las fiestas paganas de exaltación del Sol.

La Navidad es una fiesta que hoy, de una forma u otra, alcanza no solo al mundo religioso cristiano, sino también a países de otras religiones y personas agnósticas o no creyentes. Es ya más que una celebración religiosa. Es un paradigma, una metáfora de un momento de mayor intimidad familiar, de arquetipos antiguos, de sueños de fraternidad perdida. Y sin embargo, sus orígenes no son claros. La iglesia de los primeros siglos estaba tan segura de ignorar la fecha del nacimiento de Jesús de Nazareth que algunos papas llegaron a castigar con pena de excomunión a los cristianos que aseguraban conocer tal fecha. Entonces, ¿El profeta judío no nació el 25 de diciembre? Ciertamente, no. No conocemos ni el día ni el mes ni el año de su nacimiento. Ni el lugar, ya que lo más seguro es que nació en Nazareth y no en Belén como siempre se ha pensado. Baste recordar que a los judíos se les nombra por el lugar de nacimiento o por el nombre del padre. A Jesús, ni los evangelistas lo llamaron nunca Jesús de Belén, siempre fue Jesús de Nazareth.

¿Dónde surge entonces la idea de celebrar la Navidad cristiana el 25 de diciembre? por lo pronto, hasta bien entrado el siglo IV de nuestra era, la Navidad o no se celebraba o se celebraba en otras fechas. Por ejemplo, en un cálculo del año 243 se fija el día del nacimiento de Cristo el 28 de marzo, día de nacimiento del Sol, teniendo en cuenta que para el cristiano el Mesías es, según el profeta Malaquías, el "sol de justicia"

En el ano 194 después de Cristo, Clemente de Alejandría escribió que Jesús nació el 18 de noviembre del año 3 antes de nuestra era, pero ofreció dos fechas alternativas: el 19 de abril y el 20 de mayo. Un siglo y medio más tarde Epifanio fijó la Navidad el 6 de enero pero ofreció el 20 de mayo como la fecha de la concepción, con fechas alternativas del 21 de mayo y el 20 de junio, lo que supondría que Jesús nació prematuro entre dos y tres meses antes del término.

Para el año 379 fue introducida la festividad de Navidad el 25 de diciembre por san Gregorio Nacianceno, defensor de la divinidad de cristo. Pero no fue una decisión pacífica. En Antioquia hubo diez años de resistencia a aceptar tal fecha, y en Egipto la lucha contra la introducción del 25 de diciembre como fiesta de la Navidad duró hasta el año 431. Y hay una iglesia, la de los Armenos, que aún hoy sigue resistiéndose a celebrar el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, y siguen celebrándola el 6 de enero.

Al principio del cristianismo no se celebraba la Navidad. Era algo que no interesaba, la única gran festividad era la Pascua. Las fiestas referidas a los apóstoles estaban ligadas al día de su muerte, de su martirio, no de su nacimiento. Una de las primeras fiestas que empezaron a celebrarse fuera de la pascua fue el bautismo de Jesús o Epifanía, que se celebraba, y aún hoy se celebra, el 6 de enero, considerando que la verdadera manifestación de la divinidad de Jesús llego durante el bautismo que recibió de su primo Juan Bautista.

El hecho de empezar a celebrar también el nacimiento de Jesús surgió de una disputa teológica. Una parte de los primeros cristianos, considerados más tarde como heréticos, concretamente los gnósticos, defendían que fue sólo durante el bautismo cuando la divinidad se reveló el Cristo, y no durante su nacimiento. Y así surgió, primero en Egipto y más tarde en todas las iglesias de Oriente, la necesidad de celebrar la festividad del bautismo de Jesús. Y decidieron que fuera el día 6 de enero. ¿Por qué? si se desconocía la fecha del nacimiento de Jesús, menos aún se conocía la de su bautismo. Al parecer, se decidió esa fecha porque los paganos, es decir, los no cristianos, celebraban la fiesta en honor a Dionisios, que a partir de la fusión de mitos egipcios y helenos, era el dios del vino, de la vegetación y de la fecundidad y la muerte. También ese día se celebraba en Alejandría el nacimiento de Eón, de la virgen Core, y esa fecha también estaba consagrada a Osiris. Según una leyenda, en ese día las aguas del río Nilo poseían poder de curación por parte de los dioses.

¿Cuándo llega la Navidad? También dicha fiesta tuvo origen en las primeras discusiones teológicas contra la secta de los gnósticos –en quienes algunos ven a los primeros teólogos del cristianismo, aunque sus escritos acabaron quemados y ellos perseguidos-, los cristianos más ortodoxos admitían que Dios se había manifestado en la persona de Jesús ya desde su concepción virginal y, por tanto, en su nacimiento. Y comenzaron, desde inicios del siglo IV, como aparece en un papiro encontrado en Egipto, a celebrar también la Navidad. Pero como se ignoraba la fecha, la juntaron al la del bautismo; así, durante mucho tiempo se celebró la Navidad el 6 de enero.

¿Cuándo comienza pues, a celebrarse la Navidad el 25 de diciembre, separándola de la fiesta del bautismo o de la Epifanía? No existe certeza absoluta de dicho cambio. Todo parece indicar que fue tras haber condenado el concilio de Nicea, el año 325 de nuestra era, la doctrina que negaba que Jesús Dios se había hecho hombre. Con dicha condena quedaba excluida la doctrina de que la divinidad apareció en Jesús sólo durante el bautismo.

Había pues, que buscarle una fecha diferente a la Navidad. ¿Por qué se decidió que fuera el 25 de diciembre? Según el relato que el evangelista Lucas hace del nacimiento de Jesús, no podría haber nacido antes de la primavera de Palestina. Cuenta Lucas que en el momento en que Jesús nació "había unos pastores acampados al raso, guardando por turnos sus rebaños". Y eso, debido a los inviernos fríos de aquella región, sólo pasa a partir de la primavera. de ahí que en el mismo siglo IV se hubiesen propuesto fechas para el nacimiento de Jesús en abril y junio. También se piensa que debió nacer cerca de las festividades de la Pascua, Ya que Lucas dice que nació en un pesebre, "porque no encontraron sitio en la posada", y las posadas se llenaban precisamente en vísperas de la Pascua, cuando los judíos se dirigían a celebrarla en Jerusalén. Todo ello en el supuesto –aceptado por la Iglesia oficial- de que el relato de Lucas es histórico y no sólo literario.

La razón por la que la Iglesia primitiva, a pesar de dicho relato evangélico, decidió celebrar la navidad el 25 de diciembre tampoco es de ciencia cierta. Todo hace parecer que los cristianos, aconsejados por el emperador Constantino –que de perseguidor de los cristianos se había convertido en el gran defensor de la nueva religión abrazando su fe-, escogieron el 25 de diciembre porque esa era la fecha de la gran fiesta pagana dedicada al Sol. También el 25 de diciembre se celebraba en el Imperio Romano se celebraba un culto solar en el seno de la religión de Mitra. Era esa fecha cuando todo el mundo pagano celebraba la fiesta de la luz y del sol. precisamente los emperadores romanos seguidores del culto de Mitra habían levantado templos al "Sol invencible". En esa fecha se hacían grandes hogueras y grandes bacanales. Entonces, los seguidores del profeta judío decidieron cristianizar la gran fiesta pagana del Sol colocando en esa fecha el nacimiento de quién, según dijimos, el profeta Malaquías había indicado que sería el "sol de justicia" de Israel.

A partir de entonces, la Iglesia de Roma hizo grandes esfuerzos para imponer esa fecha del nacimiento de Cristo, separada de la fiesta teológica del bautismo, a todas las demás iglesias orientales. pero todo hace pensar que no fue fácil ya que muchas se resistieron hasta nuestros días. La misma Iglesia de Jerusalén resistió hasta el siglo VI y siguió celebrando la Navidad el 6 de enero. En realidad, la fiesta de la Navidad, separada ya de la del bautismo, se había contaminado enseguida de las fiestas al Sol adquiriendo algunos de sus rasgos más paganos y festivos. Algo que aún colea hoy.

Quienes critican dentro del cristianismo que la Navidad se ha paganizado, que es una fiesta más consumista que religiosa, ignoran que en su origen la Navidad, trasladada al 25 de diciembre, incorporó muchos de los distintivos de fiesta pagana romana, algo que es criticado ya entonces por los cristianos orientales. De ahí que no hace mucho que los alemanes llegasen incluso a pensar en cambiar la fecha de La Navidad para poder celebrarla en otro día, despojada de su actual connotación pagana, cosa que no tuvo seguidores, ya que hoy la Navidad es más que la fiesta cristiana y religiosa del nacimiento de Cristo. Es una fiesta mundial de carácter familiar an la que cada uno celebra lo que mejor desea.

La verdad es que anteriormente a los romanos, la fiesta del 25 de diciembre era ya celebrada por los celtas. Era la fecha en la que el invierno había llegado a su ecuador. Y existen tradiciones de la Navidad que no nacen de la festividad cristiana, como la de los regalos, que suele atribuirse al relato de los Reyes Magos que llevaron obsequios al Niño Jesús. Ya en los ritos paganos del 25 de diciembre era tradicional "dar y recibir regalos". Se trata de una tradición que existía siglos antes de Cristo y que el cristianismo acabó apropiándose de ella. Hay hasta quién piensa que el relato evangélico en el que se narra que unos magos llevaron de regalo a Jesús oro, incienso y mirra fue creado para aplicar a la leyenda del nacimiento de Cristo la antigua costumbre pagana de cambiarse regalos en la fiesta del solsticio de invierno, el 25 de diciembre.

Lo que tampoco sabrá nunca la Iglesia es el año cierto en el que nació Jesús, a pesar de que nuestro calendario actual arranca paradójicamente de aquel año que desconocemos. En su tiempo, el calendario que regía en todo el mundo era el calendario romano, que se basaba en los años transcurridos desde la fundación de Roma. Según el calendario cristiano moderno, Roma se fundó en el año 753 antes de Cristo y, por tanto, este 2001 sería el 2754 de la fundación de Roma, el calendario romano data más o menos de un siglo después de la caída de Roma. La fecha y el año de Navidad fueron decididos por Dionisio el Exiguo en el año 525 después de Cristo. Dionisio decidió basar su calendario en el nacimiento de la fecha de Jesús, sólo que su problema era que tampoco él sabía el año en que Jesús había nacido. ¿Qué hizo? servirse de toda una serie de cálculos y adivinanzas personales. Se apoyó en la historia romana para hacer su cálculo. Sumó hacia atrás, los reinados de los emperadores, método que ya se había usado, por ejemplo en Egipto durante el reinado de los faraones para calcular fechas históricas. Un método que podría haber sido válido si Dionisio no se Hubiera equivocado. ¿En cuanto? Por lo pronto en un año, ya que se olvidó de calcular el año cero. Aún más. Cesar Augusto, que era emperador cundo nació Jesús, reinó también cuatro años bajo su nombre propio de Octavio, algo que Dionisio olvidó a la hora de hacer sus cálculos. Por tanto, ambos errores suponen una diferencia de cinco años, por eso, si Dionisio no cometió otros errores que desconocemos, Jesús nació el año cinco antes de nuestra era. O sea que hoy estaríamos por lo menos en el año 2011.

Quienes siguen negando la historicidad y considerando a Jesús más bien fruto y elaboración de un mito, piensan que los relatos de la Navidad de los evangelistas oficiales y de los mismos evangelios apócrifos nacieron más bien para aplicar la nueva religión, nacida del judaísmo, los mitos de las religiones más antiguas, comenzando por las prehistóricas. De ahí que se eligiera el 25 de diciembre para celebrar el nacimiento del jefe de la nueva religión que, desde muy antiguo, era la fiesta de iniciación, en la que los fieles del paganismo comían alimentos sagrados y bebían vino para obtener la salvación y la salud, gracias a la diosa de la Tierra, y alcanzar así la resurrección en el más allá.

La Navidad sería, pues, la metáfora religiosa heredada de otras fiestas antiquísimas de las religiones agrícolas. Metáfora religiosa que, según explica Francisca Martín-Cano Abreu en su trabajo sobre el significado astronómico del arte prehistórico y la religión, relata la culminación de la historia de la agricultura, en la que Jesús, al igual que Buda, Horus, Carpo, Sida, Misa y libera, se identifica con el fruto de la Virgen Diosa tras haber sido también semilla que convierte en fruto.

Según esta mitología, el mismo relato de Lucas, en el que aparecen un asno y un buey en el pesebre donde nació Jesús, tendría relación con la diosa soberana de los Animales, que da a luz entre animales. La iconografía cristiana imita la obra de arte pagana y en muchos casos le cambia el significado a las escenas. Por ejemplo, el famoso árbol de la vida de las antiguas religiones fue cambiado por el árbol del bien y del mal, y hasta acabó condenando la manzana, que era símbolo de inmortalidad, como fruto maldito.

Para los defensores de la hipótesis del cristianismo como mitología, dicha religión tiene origen en la primitiva religión agrícola, que supuso, según Martín-Cano, por parte de nuestros ancestros del Paleolítico, "el primer intento científico-religioso, basado en la observación, de explicar la naturaleza y sus complejos fenómenos, antes de que los conocimientos científicos descubriesen las leyes de los fenómenos naturales".

Todas las religiones primitivas se basaban en los hechos de la naturaleza, en la observación de los astros y en las estaciones ligadas a las cosechas. De ahí que en el nacimiento de las religiones aparezcan siempre elementos de la astrología. Así se explicaría que los evangelios hubiesen introducido en el nacimiento la historia de la estrella misteriosa que condujo a los magos hasta el pesebre donde Jesús había nacido. Una narración sin duda mítica, sin explicación científica alguna.

Lo más probable es que también al contar la historia del nacimiento de Jesús, del que poco o nada sabemos, se hayan introducido elementos de las antiguas mitologías. Baste recordar que muchos siglos antes de Cristo, el dios Mitra, según una leyenda popular, había nacido de una virgen el 25 de diciembre, en una cueva, siendo adorado por pastores y magos, obró milagros, fue perseguido, lo mataron, y resucitó al tercer día.

De ahí la historia tan poco probable de que Jesús naciera en un pesebre entre animales, visitado por tres reyes magos (el evangelio no habla de reyes, sino de magos orientales), o el de la estrella que les siguió, de la huida a Egipto y de la matanza de los de los inocentes por mano de Herodes. Sin embargo, hoy la Navidad cristiana, ha adquirido una connotación que no tenían las religiones primitivas que celebraban el 25 de diciembre las fiestas paganas del Sol: su carácter de búsqueda de paz para el mundo. Por eso, incluso personas de otras religiones o incluso no creyentes se sienten atraídas por esta festividad que evoca la solidaridad, la ayuda a los pobres, la unión de las familias, y la búsqueda de paz interior y exterior. Paradójicamente, esta Navidad vuelve a coincidir con el enfrentamiento entre religiones justo en los lugares que, según la tradición, vieron nacer crecer y morir –y para los cristianos resucitar- al famoso profeta de Nazareth que había soñado con un mundo donde los hombres supieran respetarse como hijos de un mismo Dios.

Un pueblo de mala muerte
El cuarto evangelista, San Juan, también afirma que Jesús nació en Nazaret. Comienza presentándolo como "un profeta de Nazaret" (Jn 1,45). Y tan convencido está todo el mundo de que Jesús es de Nazaret, que Natanael no quiere creer en él porque dice: "¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn 1,46).

En efecto, Nazaret era una ciudad ignota, minúscula y de mala fama. Tan insignificante, que en el Antiguo Testamento no se la menciona nunca. Incluso cuando el libro de Josué describe detalladamente la región de Galilea (Jos 19,10-16), saltea a Nazaret. Tampoco la nombra Flavio Josefo, el gran historiador judío del siglo I; al describir las guerras judías contra los romanos, menciona 54 ciudades galileas, pero ignora completamente a Nazaret. Y el Talmud, una antiquísima colección de escritos judíos, enumera una lista de 63 ciudades galileas de la que está ausente Nazaret. Debió de haber sido, pues, una pequeña aldea sin ninguna importancia. Por eso, que alguien tan importante como Jesús hubiera nacido allí producía escándalo entre la gente. A pesar de eso, el Evangelio de Juan en ningún momento aclara que Jesús no era de Nazaret. Al contrario, lo afirma varias veces más en su Evangelio.

Por ejemplo, al contar una discusión entre los judíos sobre el origen de Jesús, dice que algunos lo rechazan como Mesías porque sabían que había nacido en Nazaret, y comentaban: "¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que vendrá... de Belén?" (Jn 7,41-42). Y nadie se encarga de explicar que Jesús había nacido en Belén. Más adelante, San Juan afirma que los judíos no querían creer en Jesús porque era de Galilea, y "de Galilea no sale ningún profeta" (Jn 7,52). En ninguna parte del Cuarto Evangelio, pues, se afirma que Jesús haya nacido en Belén. Al contrario, siempre esta presente la idea de que había nacido en Nazaret.

Sólo para la infancia
Vemos, pues, que las dos únicas veces en todo el Nuevo Testamento que se dice que Jesús nació en Belén son las que vimos en los relatos de la infancia de Mateo y Lucas. En ninguna otra parte se dice ni una sola palabra sobre el origen belenita de Jesús. Ni siquiera San Pablo, que tuvo que discutir acaloradamente varias veces con los lectores de sus cartas tratando de convencerlos de que Jesús era el Mesías, y a quien le hubiera venido muy bien el argumento de que Jesús había nacido en Belén, parece conocer tal información.

Entonces, ¿son históricas o no las afirmaciones de Mateo y de Lucas sobre el nacimiento de Jesús en Belén? Posiblemente no.

En primer lugar, porque incluso estos dos evangelistas, a pesar de decir que Jesús nació en Belén, cuando lo presentan en su vida adulta cambian su discurso y lo llaman "Jesús de Nazaret".

Así, por ejemplo, Mateo, durante el juicio a Jesús, cuenta que una criada denuncia a Pedro diciendo: "Este estaba con Jesús el nazareno" (Mt 26,71). Y cuando relata la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como Mesías, dice que la gente lo aclamaba gritando: "Este es el profeta Jesús de Nazaret" (Mt 21,11), cuando le hubiera convenido mucho más poner "Jesús de Belén", ya que esto hubiera sido un argumento muy fuerte para confirmar el mesianismo de Jesús.

Lo mismo hace Lucas. Si bien aclara que Jesús "se había criado" en Nazaret (Le 4,16), siempre lo llama "Jesús de Nazaret" como si allí hubiera nacido. Por ejemplo, al curar a un endemoniado en Cafarnaúm (Lc 4,34), al curar al ciego de Jericó (Lc 18,37), o en el episodio de los discípulos de Emaús (Lc 24,19). También en su libro de los Hechos de los Apóstoles, Lucas llama siempre a Jesús "el nazareno", como si hubiera nacido en Nazaret. Tal expresión aparece en boca de Pedro (Hch 2,22; 3,6; 4.10; 10,38), de Pablo (Hch 26,9), de la gente (Hch 6,14), y hasta del mismo Jesús (Hch 22,8).

¿Vivían o estaban de paso?
En segundo lugar, no parece muy seguro el nacimiento de Jesús en Belén porque los relatos de Mateo y Lucas, que son los únicos que lo cuentan, se contradicen. En efecto, según Mateo, Jesús habría nacido en Belén porque sus padres vivían en Belén y allí tenían su casa (Mt 2,11). En cambio según Lucas, Jesús habría nacido en Belén porque su familia, que vivía en Nazaret (Lc 2,26), estaba de paso en Belén con motivo de un censo (Lc 2.4).

Tampoco coinciden en cuanto al tiempo que Jesús vivió en Belén, Según Mateo, después de nacer, Jesús estuvo en Belén casi dos años (Mt 2,16) hasta que su familia huyó primero a Egipto y luego a Nazaret. En cambio según Lucas, Jesús se fue a vivir a Nazaret cuando tenía un mes y medio de vida (Lc 2,39).

Vemos, pues, que las pruebas evangélicas sobre el nacimiento de Jesús en Belén son más bien débiles. En cambio son abrumadores los datos del Nuevo Testamento en contra. Por eso, la mayoría de los biblistas actualmente sostienen que la ciudad natal de Jesús no habría sido Belén sino más bien Nazaret.

¿Por qué entonces Mateo y Lucas sitúan su nacimiento en Belén, en los relatos de la infancia?

Cada sucesor, una desilusión
Hoy los estudiosos sostienen que el nacimiento de Jesús en Belén, más que una indicación histórica, es una exposición teológico. 0 sea, los evangelistas Mateo y Lucas pretendieron transmitir una idea religiosa, pero enunciada en forma de relato histórico, con el fin de dejar una enseñanza. Se trata de una manera de expresarse muy propia de los pueblos semitas. ¿Y cuál es la enseñanza que quisieron expresar con el nacimiento de Jesús en Belén? Quisieron decir que Jesús era el famoso Mesías esperado el pueblo de Israel.

Para entender por qué fue necesario relatar el origen belenita de Jesús, tengamos en cuenta que para la mentalidad judía, el futuro Mesías tenía que ser un descendiente de la familia del rey David. Esta esperanza se fundaba a una antigua promesa que el profeta Natán había hecho al mismo rey David, cuando éste vivía. Según esa profecía, Dios había asegurado a David que nunca iba a faltar un descendiente suyo como sucesor en el trono de Jerusalén (2 Sm 7,4-16). Frente a la inseguridad en la que vivían los monarcas antiguos de no tener un hijo varón que los sucediera y otra familia reinara en su lugar, Dios le garantizó a David que siempre gobernaría Jerusalén un descendiente suyo (un mesías, es decir un ungido), y que lo haría con sabiduría y con justicia.

Pero cada nuevo rey que subía al trono de Jerusalén, era una nueva desilusión para la gente, que veía cómo se sucedían gobernantes corruptos y malvados, desentendidos del pueblo y preocupados sólo por sus intereses personales. Por eso, cada vez que moría un rey y subía su hijo, el pueblo se preguntaba si éste sería el Mesías esperado que traería la prosperidad y la paz al pueblo.

Abandonar el ambiente de la capital
Hacia el año 500 a.C., apareció en Jerusalén un profeta anónimo anunciando que iba a modificar las expectativas que hasta ese momento había sobre el Mesías. Esa profecía hoy se encuentra en el libro de Míqueas, y dice así: "Pero tú, Belén de Efratá, aunque eres pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el que ha de dominar Israel... Él gobernará con el poder y la majestad de Yahvé su Dios" (Mi 5,1-3).

El profeta anunciaba que sí iba a llegar el tan ansiado Mesías. Pero hacía una aclaración: iba a venir de Belén, de donde procedía el rey David. Hasta ese momento, todos los reyes nacían en Jerusalén, la capital del país, porque allí se había establecido David y allí estaba la corte real. Pero ahora Miqueas anuncia que el futuro Mesías, descendiente de David, procederá de la ciudad de David (Belén) y no de Jerusalén.

¿Qué significaba esto? Sin duda el profeta no se refería, al menos directamente, al nacimiento de Jesús, que vendrá al mundo medio milenio más tarde. Los profetas no adivinaban el futuro, ni eran clarividentes, ni buscaban predecir hechos desvinculados de la realidad en la que vivían. Su misión era anunciar una palabra de Dios que tuviera que ver con el presente de sus oyentes.

Lo que el profeta quiso decir era que Dios no miraba con buenos ojos a la corte de Jerusalén. Esta ciudad, en la que se habían prostituido tantos reyes con el lujo y el poder, no era el mejor ambiente para que surgiera el Mesías. David, el rey más grande que tuvo Israel, había nacido en la humilde Belén. Si ahora ellos querían tener al nuevo Mesías, había que volver a preparar el mismo ambiente de Belén.

La profecía no pretendía fijar un lugar geográfico para el nacimiento del sucesor del rey. Simplemente proponía a los gobernantes de Jerusalén volver a la humildad y sencillez de sus orígenes. Es decir, sugería cortar con el actual modo de hacer política, abandonar la conducta que ostentaban los dirigentes y volver al estilo de vida que se tenía en aquel pasado remoto e ideal, que una vez sirvió para que naciera un gran rey. La profecía era una constante advertencia de lo que Dios quería para los reyes de Israel.

Con las formas literarias que tenían
Con el paso del tiempo la profecía de Miqueas se volvió famosa, de tal manera que en la época de Jesús un gran sector del judaísmo, aunque no todos, esperaba literalmente que el futuro Mesías naciera en el pueblo de Belén.

Por eso, durante los primeros años del cristianismo, cuando los apóstoles salieron a proclamar el Evangelio después de la resurrección de Jesús, tuvieron dificultades en ciertos ambientes judíos, porque Jesús era de Nazaret, un lugar remoto y desconocido, que en nada favorecía a su figura davídica y mesiánica.

Frente a este problema, algunas comunidades cristianas, que gustaban preparar sus predicaciones en formas de relato, decidieron presentar el nacimiento de Jesús como sucedido en la ciudad de Belén. Por supuesto que no pretendían falsear la realidad, como puede parecernos a nosotros, los lectores modernos, que con nuestra mentalidad occidental distinguimos exactamente cuál es un dato histórico y cuál no lo es. A los primeros cristianos no les preocupaba el hecho puramente histórico de que Jesús hubiera nacido en Nazaret. La certeza de que él era el Mesías esperado constituía lo único importante. Y esta idea no podía ser explicada sino mediante las formas y los géneros literarios propios de los judíos de aquel tiempo. Por lo tanto, cuando Mateo v Lucas afirman que Jesús nació en Belén, lo que están diciendo es que Jesús es realmente el Mesías que todos esperaban; el que cumplió las expectativas que ningún otro rey de Israel había cumplido. El acento de los evangelistas está puesto en esta idea. Y así lo entendieron y tomaron también los lectores de los primeros siglos.

Dos maneras de nacer
Cuando Marcos, el primer evangelista que escribió, compuso su relato, no incluyó el dato del nacimiento de Jesús en Belén. Como sus lectores eran de origen pagano, no tuvo problemas en conservar el recuerdo de que había nacido en Nazaret.

En cambio, cuando escribieron Mateo y Lucas, muchos de sus lectores eran cristianos procedentes del judaísmo, a los cuales sí les preocupaba que Jesús fuera el verdadero Mesías esperado por Israel, el descendiente de David. Entonces, ambos evangelistas para expresar esta idea recurrieron a la narración teológica de su nacimiento en Belén. Eso sí, cada uno empleó una diferente, según la que ellos conocían. Así, Mateo presentó a Jesús naciendo en Belén porque su familia era de allí; y Lucas presentó a Jesús naciendo en Belén por un incidente histórico.

Finalmente Juan, que al momento de componer su Evangelio había llegado a la convicción de que Jesús era Dios, es decir, existía desde siempre, desde antes de venir al mundo, tampoco tuvo interés de incluir el nacimiento de Jesús en Belén. Su origen terreno, en Belén o en Nazaret, no tenía para él ninguna importancia, porque en realidad su verdadero origen era el cielo; Él procedía de Dios (Jn 1,1-18), y eso bastaba para declararlo Mesías. Por eso Juan, al igual que Marcos. conservó el dato histórico del origen nazareno de Jesús.

Recordarlo en Navidad
¿Dónde nació pues Jesús? Probablemente en Nazaret. Su origen nazareno aparece afirmado en veinte lugares del Nuevo Testamento. En cambio, los únicos dos lugares que señalan que su patria era Belén son Mt 2 y Lc 2.

¿Y el nacimiento de Jesús en Belén? Esta noticia no es un dato civil, sino una afirmación teológica; no expresa una evidencia administrativa sino una idea religiosa.

¿Debemos entonces abandonar las tradiciones de Belén? ¿Debemos dejar de lado los villancicos, renunciar a los pesebres, y excluir las peregrinaciones a la ciudad de Belén, donde actualmente se venera la gruta de su nacimiento? Por supuesto que no, así como no desechamos la celebración del 25 de diciembre aunque sabemos que ese día no nació Jesús.

 

 


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