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Fuente: Proyecto Salón Hogar
El análisis
de la Independencia de Latinoamérica implica el estudio de
dos procesos, el primero la emancipación política de las
nuevas naciones que nacen a partir de ese momento, el
segundo, la disgregación de los territorios de la Monarquía
española en Ultramar.
Ambos
procesos son dos caras de la misma moneda ,pero, el primero
constituye la historia de los vencedores en las contiendas
civiles y así lo ha estudiado la historiografía tradicional.
Ésta se centra en la búsqueda de antecedentes propios de
cada región tendiendo a sobrevalorarlos e hipertrofiarlos
tratando de justificar ,de este modo, los nuevos
nacionalismos. Una visión que contempla desde un principio
la Independencia americana como una guerra entre metrópoli
opresora y colonias en busca de libertad.
La linea
explicativa que voy a exponer va más en consonancia con la
segunda perspectiva, es decir, la desintegración ,a
principios del siglo XIX, de la estructura política de la
monarquía española en América . Esta tesis ,defendida por
Céspedes del Castillo en los años 80 y posteriormente
desarrollada, sin renunciar a los diferentes antecedentes
socioeconómicos de cada territorio busca el origen en un
hecho sin precedentes en la historia hispanoamericana: el
vacío de poder político en la corona durante la Guerra de la
Independencia española a partir de 1808.
Una
contienda interna y civil se desarrolla a partir de ese
momento en los territorios americanos que se radicalizará
gracias a la posterior política represiva de Fernando VII y
la torpeza del gobierno liberal. Inviable la solución
pactada, el conflicto se vuelve antagónico y pasa entonces
de una guerra civil a una guerra propiamente colonial.
AMÉRICA
EN EL SIGLO XVIII.: MARCO SOCIOECONÓMICO.
Para
entender el origen del enfrentamiento social e interno que
se produce en los territorios americanos hay que valorar el
marco social y económico en el que se producen y que marcará
la evolución de la actitud tanto de grupos sociales como de
los diferentes territorios.
Criollismo: origen y desarrollo.
El origen
del criollismo corre paralelo al desarrollo de las
sociedades americanas desde el siglo XVII. Los criollos
constituyen la oligarquía económica descendiente de los
conquistadores-encomenderos del S.XVI, poderosos mineros y
ricos comerciantes. Ante la ausencia de nobleza peninsular
en los territorios americanos, esta élite económica, añade
durante el final del XVII y mediados del XVIII poder social
e incluso político con la compra de altos cargos de la
administración a una arruinada monarquía.
Al mismo tiempo irán surgiendo patriotismos regionales ,
como no podría ser de otra forma, que nacen del amor a la
tierra de origen. Estos sentimientos se verán reforzados en
ciertos sectores criollos por intereses económicos
divergentes a los de la Monarquía. El fracaso en la
articulación de un mercado nacional entre la península y
América, la regionalización económica y el comercio libre,
que en la práctica suponía el contrabando extranjero,
enfocarán sus intereses hacia una economía de exportación.
La élite
social se completa con los funcionarios reales, poderosos
hacendados ,ricos gachupines, es decir españoles
peninsulares instalados en el continente, y miembros del
alto clero.
Ninguno de estos grupos pondrá en duda la autoridad real
pero determinados sectores criollistas verán amenazados sus
intereses económicos cuando a finales del S.XVIII se
implanten las reformas del absolutismo ilustrado tendentes
la articulación de una nación poderosa y un mercado
proteccionista metrópoli-colonia.
LA
SOCIEDAD DE CASTAS.
Durante el
siglo XVIII se produce un generalizado crecimiento de la
población indígena que ha superado los desastres biológicos
de anteriores periodos. Se consolida como base social de los
territorios americanos y junto a la población negra se
convierten en el estrato más bajo de una sociedad de castas
que los relega socialmente y los explota económicamente.
A partir de
1750 la extensión del mestizaje aumenta y se produce una
maduración social que les capacita para oponerse a los
prejuicios etnosociales produciendo un liderazgo más maduro
y capaz. Esta presión se canalizará de forma violenta en
algunas ocasiones influyendo, como luego veremos, en la
actitud de las élites superiores.
PROFUNDA
REGIONALIZACIÓN.
El territorio latinoamericano aparece determinado por una
fuerte regionalización fruto de tres factores que se irían
desarrollando desde el comienzo de la colonización
hispánica:
Las
diferencias étnico sociales que dependen de la mayor o menor
densidad de la población prehispánica y de la posterior
aportación europea.
La
inexistencia de una economía unificada consecuencia del
fracaso español por establecer un mercado nacional y que
incluso puso trabas al intercambio entre los propios
territorios americanos.
Las
considerables dificultades de comunicación de la época que
potencian el aislamiento sociopolítico y refuerzan los dos
factores antes citados.
Las
reformas territoriales del reformismo ilustrado a partir de
1750 plasmarán estas diferencias creando nuevos virreinatos
como el de Buenos Aires, Nueva Granada o capitanías como la
de Chile o Venezuela ,con intereses económicos y realidades
sociales en nada coincidentes con las antiguos virreinatos
de Nueva España y Perú.
CONFLICTOS POLITICOSOCIALES EN EL S.XVIII.
Algaradas y
tumultos urbanos, reacciones de tipo revindicativo e incluso
insurrecciones indígenas se dieron con frecuencia en las
Indias. La historiografía tradicional eleva a algunos de
ellos a precursores de la Independencia u origen de las
futuras nacionalidades.
Analizando
su naturaleza encontramos, sin embargo, pocas conexiones con
intenciones independentistas siendo más fruto de la lucha
interna de una sociedad de castas fuertemente estratificada
y que no permite la participación social y política de
grandes sectores de la sociedad.
La génesis
y significación del conjunto de estos hechos permite
clasificarlos en dos grupos: los que tienen intencionalidad
y significación política y aquellos que son fenómenos
socioeconómicos.
Los de tipo político son resultado de un mayor desarrollo y
fuerza del criollismo. Su objetivo nunca es revolucionario,
sino el de frenar la política de reformas y obtener el
mantenimiento de los interese creados. Conspiraciones
políticas como la del Manuel Gual(1797) y aun abiertas
rebeliones como la de Miranda (1806) en Venezuela no hallan
el mayor eco social.
Los socioeconómicos son reacciones desesperadas contra
situaciones desesperadas y crónicas de explotación e
injusticia, disparadas por periodos de hambre o de opresión
intensificada. Aspiran a acabar con esas situaciones pero no
a subvertir el orden establecido.
Sirva de
ejemplo la rebelión de Miguel Hidalgo en 1810.
Tradicionalmente se toma como el inicio de la independencia
de México, sus estandartes son la Virgen de Guadalupe y el
retrato de Fernando VII y fue reprimida con presteza por la
propia élite social de Nueva España.
Lo más significativo de las rebeliones sociales será el
temor que extenderá entre los grupos sociales superiores. La
rebelión de Tupac Amaru (1780) estará muy presente en la
memoria en la sociedad peruana que evitará movimientos
autonomistas que provoquen la inestabilidad social en su
territorio.
LA
MONARQUÍA SIN REY (1808).
La invasión
francesa de España y el secuestro de Fernando VII constituye
un hecho sin precedentes inicia a partir de 1808 un periodo
de convulsiones e inestabilidad interna en la América
hispánica que tendrá graves consecuencias. Primero una
guerra civil entre las élites sociales americanas y más
tarde la evolución de este enfrentamiento hacia la
independencia de cada territorio.
Nunca en la
historia de España desde 1492 se dio la circunstancia de que
el trono quedara vacante y jamás se interrumpió la
legitimidad del poder como ocurre a principios del XIX tanto
en la España peninsular como en la americana.
EL poder,
en tanto la tradición del pensamiento político ilustrado,
residía en el pueblo, que delegaba en un rey legítimo;
desaparecido o incapacitado el monarca (en este caso preso
de un enemigo exterior) el poder revierte al pueblo.
La unidad
del estado no se pone en duda pero dada la fuerte
regionalización del territorio surgen juntas populares en
toda España coordinadas por una Junta Suprema Central. En
Ultramar siguen el ejemplo de los españoles peninsulares y
crean sus propias juntas que, sin embargo, tendrán serias
consecuencias sobre la estabilidad política y social .
En el
continente aparecen dos lineas diferentes para la solución
de la crisis política del un estado español descabezado.
Las élites
criollas más innovadoras y decididas vieron, en la creación
de las juntas, la oportunidad de añadir ,al poder económico
y social que ya tenían ,un poder político necesario para
confirmar sus intereses. Defenderán la creación de las
juntas a semejanza de las peninsulares, para ellos,
representaban al pueblo soberano y debían asumir el poder
político en nombre de Fernando VII pero con autoridad propia
e independiente. Teoría que coincidía con la defendida por
los liberales en España.
Frente a
ellos se configuró una tesis fidelista, apoyada por clérigos
regalistas, grandes hacendados, gachupines poderosos, y
miembros de la burocracia real. Defendían que el único poder
legítimo dimanaba de la Península y en tanto hubiera algún
órgano de poder político en ella, y en aras de la
estabilidad, el gobierno correspondía a la antigua
burocracia real.
En 1810 se
teme por la victoria de los franceses en España, que esta
cerca de ser total, y surgen las primeras Juntas en Buenos
Aires, Santiago de Chile, Caracas y Cartagena de Indias.
Inmediatamente se producen enfrentamientos violentos entre
ambas tendencias que dividen a la sociedad e incluso
bipolarizan los diferentes territorios latinoamericanos.
EL
DESARROLLO POLÍTICO DE LAS JUNTAS
Juntas
criollistas-autonomistas:
Las recién
creadas juntas serán denominadas autonomistas por su
concepción del poder político. El virreinato de Buenos Aires
con una oligarquía de mercaderes y hacendados muy compacta y
que producía para la exportación, constituye su principal
bastión.
En Chile y
Venezuela las juntas tienen que hacer frente a fuertes
resistencias de núcleos fidelistas y por último Nueva
Granada debido a su fraccionamiento geográfico y económico
caerá en una anarquía con proclamación de juntas en uno y
otro sentido.
La
posición fidelista:
Perú
constituye el núcleo de la posición fidelista y contribuye a
la bipolarización del enfrentamiento frente a Buenos Aires.
El miedo a un levantamiento de la masiva población indígena
y mestiza en caso de inestabilidad política, como ya
demostró la sublevación de Tupac Amaru, llevo a realizar un
pacto tácito entre criollos y fidelistas. Se permitió el
acceso al poder político de forma moderada a los criollos
que vieron muchas ventajas en un Perú fuerte que intervendrá
en contra de las juntas autonomistas de Chile , Quito o Alto
Perú territorios del Virreinato del Perú anteriores a las
reformas administrativas del S.XVIII.
Nueva
España reproduce lo acontecido en Perú y serán las élites
criollas las que repriman violentamente los movimientos
rebeldes como la de Miguel Hidalgo con marcado carácter
social e indígena en 1811.
LOS
ENFRENTAMIENTOS BÉLICOS:(1810-1814)
La
contienda civil se convierte en bélica y radicaliza las
posturas extremistas de ambos bandos. Las dos partes
iniciaron un proceso de atracción del resto de los grupos
sociales que pasan de pasivos a desarrollar un papel activo
engrosando las diferentes milicias pero siempre con un
posición subordinada que nunca provocará el peligro de una
guerra de razas.
En Venezuela los fidelistas con apoyo desde Nueva España y
los llaneros del interior derrotan a los autonomistas y
Bolivar su líder debe refugiarse en Nueva Granada.
Buenos Aires trata con poco éxito asegurar los territorios
del interior que permanecen fuera de su gobierno fracasando
en el control de Paraguay y el Alto Perú controlado por las
milicias peruanas.
A pesar de esta escalada bélica no se abandonan las salidas
pactadas. En Chile se establecerá el tratado de Lircay por
el que la junta autonomista conserva el poder político
interior y libertad económica pero reconoce la legitimidad
del Rey y su pertenencia a la corona española.
LA
CONSTITUCIÓN DE LIDERAZGOS.
El
creciente arraigo del fidelismo en Venezuela y el triunfo
del Perú en la represión de las juntas autonomistas
adyacentes tuvo dos consecuencias:
Primero la
conciencia de las juntas criollas del apoyo que debían
prestarse entre ellas y donde Buenos Aires se confirmaba
como bastión fundamental.
Segundo, la
aparición de liderazgos fuertes y carismáticos que aglutinan
las dispersas autonomistas. Simón Bolivar constituye un
ejemplo de ambos aspectos; criollo de origen venezolano con
formación intelectual europea e influido por las tesis
liberales inicia el movimiento de autonomía en Venezuela. En
1812, derrotado, se refugia en Nueva Granada donde se
incorpora a la causa autonomista que convierte en
latinoamericana organizando la reconquista desde allí de
Caracas en 1813.
LA ETAPA
DE DESINTEGRACIÓN. 1814-1820
El retorno
de Fernando VII.
El año 1814
supone la vuelta al trono de Fernando VII y por lo tanto la
vuelta del poder legítimo en todos los territorios de la
Corona.
La
situación en Ultramar no era irreversible. La autoridad del
Rey era respetada por ambas partes y le hubiera valido para
actuar como mediador. Tratados como el de Licray demostraba
que la salida pactaba era posible, aunque el grado de
autonomía hubiera tenido que ser mayor para territorios como
Buenos Aires o Venezuela.
El rey
renuncia a considerar ninguna de estas fórmulas de
conciliación. Su voluntad como en España, es el retorno a la
situación previa a 1808. En vez de mediar entre las dos
tendencias en pugna se puso al frente del fidelismo y
consideró a todos los autonomistas como rebeldes y
traidores. De esta forma se iniciará un doble conflicto;
solapado en la Península entre liberales y absolutistas,
abierto en forma de guerra en América. Tanto es así ,que se
puede distinguir entre un periodo de contiendas civiles
hasta 1814 y, desde ese año, una guerra colonial entre
metrópoli y colonias.
ÉXITO
REALISTA Y REPRESIÓN (1814-16)
El general
Morillo al mando de 10.000 soldados desembarca en Venezuela
a la que somete rápidamente y toma más tarde gran parte de
Nueva Granada. Confisca las propiedades de los ahora
rebeldes, establece Consejos de purificación e inicia una
fuerte represión.
A mediados de 1816 sólo Buenos Aires permanece fuera del
control directo del gobierno de Madrid y el éxito de los
fidelistas, que comienzan ha llamarse realistas, parece
completo. Sin embargo se iniciará un proceso de crisis
basado en varios aspectos:
La política
de represión hizo que la causa realista perdiera apoyo
social.
La
inestabilidad peninsular entre liberales y absolutistas se
transmite a Ultramar y se suceden los conflictos internos en
el ejército. Enfrentamientos entre mandos de ambas
ideologías originaron disputas, insubordinaciones,
deserciones y creciente desmoralización.
La crisis
financiera del estado repercute en el escaso envío de
pertrechos militares.
Por último,
los núcleos autonomistas se radicalizan recogiendo los
idearios políticos más abiertos de la Ilustración y
siguiendo el ejemplo de los norteamericanos derivan a
posiciones independizantes , entre otras cosas porque el Rey
no les deja alternativa.
LA
REACCIÓN DE LOS INDEPENDENTISTAS (1816-1820)
En 1816 la
precaria situación de los patriotas, como empiezan a
llamarse los partidarios de la Independencia, les fuerza a
cambiar de métodos y política. Moderan sus extremismos
procurando atraerse sectores sociales que hasta entonces no
han tomado partido o se inclinaban hacia el realista.
Bolivar,
desde su exilio en Jamaica promete la manumisión de los
esclavos y en 1817 cuando reorganiza la causa en el Orinoco
cuenta con la ayuda de los llaneros antiguos aliados de los
realistas. En 1819 las tropas de Bolivar ganan sus primeras
batallas y establecen la República de Colombia con
territorios de Venezuela y Nueva Granada haciendo patente la
soliralidad en el bando patriota.
La Independencia de Chile es otro claro ejemplo. José San
Martín contará con el apoyo de Buenos Aires ,que había
proclamado su independencia en Tucumán 1816, para formar un
ejército y junto a exiliados chilenos liberar Santiago en
1817.
EL FIN
DEL PROCESO: AMÉRICA Y EL LIBERALISMO ESPAÑOL.
El
pronunciamiento de Riego y el triunfo del liberalismo en
España tendrá serias consecuencias que inclinarán la balanza
hacia el bando independiente en toda América.
El primer
gran servicio fue la desaparición del ejército
expedicionario preparado y que nunca partirá de la
Península. Con ello, perdieron los realistas toda esperanza
de recibir refuerzos y los patriotas tuvieron ocasión de
reorganizarse e iniciar campañas militares, San Martín
desembarca en Perú desde Chile.
El segundo
será la nefasta política americana que el gobierno de Madrid
llevará durante el trienio liberal.
Se inicia
un tardío plan de negociaciones de concesiones autonomistas
que no sirve ya para los concienciados patriotas y que
desmoraliza al bando realista.
Las cortes
liberales comienzan una serie de reformas que atentan
directamente contra los intereses de los sectores sociales
más conservadores y que en América constituyen el núcleo del
bando realista.La expulsión de los jesuitas, la supresión
del fuero eclesiástico y sus privilegios, el inicio de
confiscaciones de tierras y las propuestas de
desamortizaciones legislaba en contra de los grupos sociales
que sostenían desde 1810 la causa fidelista.Las
consecuencias serán determinantes.
En Nueva
España la respuesta local fue inmediata.Se proclama el plan
de Iguala (1821) donde se garantiza la propiedad frente a
cualquier intento de desamortización civil o eclesiástica,
la seguridad de empleo para la burocracia y los fueros
militares. Al mismo tiempo se incorporaba la igualdad de
derechos civiles para todos los grupos socioétnicos
asegurando la cohesión de la sociedad.
La postura
de la coalición realista de Nueva España, convertida de
pronto en independiente por fidelidad a sus principios , era
tan lógica que hasta el Virrey la aceptó proclamando la
Independencia en 1821. Guatemala seguiría su ejemplo poco
después.
1821
representa el virtual hundimiento de la causa realista. El
desprestigio del monarca y los desatinos liberales son los
responsables de la desintegración del ejército realista en
Venezuela y Quito tomados por Bolívar y Sucre e incorporados
a la nueva República de Colombia.
Quedaba
Perú en el que si no se elaboró un plan de Iguala propio fue
porque la presencia del ejército de San Martín era
considerada una invasión extranjera que atentaba a su
supervivencia. Contra ellos se alzaran espontáneamente
pequeñas ciudades y zonas rurales extensas. Habrá que
esperar hasta 1824 cuando, tras la batalla de Ayacucho, el
perú queda perdido para la Monarquía española.La principal
causa fue la disensión interna entre los jefes de un
ejército desasistido desde la Península y la consecuencia la
derrota ante los reforzados ejércitos de Bolívar.
LAS
ULTIMAS COLONIAS
Cuba,
Puerto Rico y transitoriamente Santo Domingo continuaron
perteneciendo a la monarquía. Fueron colonias y no
provincias, calidad que se les otorga en la Constitución de
1837 y su mantenimiento es fruto de la imposibilidad de
España de ejercer su papel de metrópoli por la ausencia de
capacidad económica y financiera. Ante esta anámola
situación las oligarquías colonias disponían de sus propios
mercados para colocar sus exportaciones gozando de una
libertad económica asegurada por la protección interior que
proporcionaba el estado español.
Cuando estas oligarquías se multiplicaron y entraron en
conflicto (hacendados, azucareros, comerciantes
peninsulares, burocracia colonial) surgiran los primeros
movimientos independentistas. Estos producen sus propios
líderes como José Martí e incian proclamas y cruentas
guerras como la de Yara que producen la crisis en la
sociedad cubana. El imperialismo norteamericano será el
último empujón que ayude a estas tendencias y acaben con las
posesiones españolas en América en 1898.
CONCLUSIÓN: LAS CONSECUENCIAS DEL PROCESO:
El
desmoronamiento de la Monarquía en América comenzó en 1810
como reflejo de la grave crisis política en España durante
la invasión francesa.
Su
manifestación fue el enfrentamiento entre dos sectores de la
élite social americana que entendieron de manera diferente
las soluciones políticas ante el vacío de poder producido
por el secuestro de Fernando VII y el posible éxito de las
tropas napoleónicas en la ocupación total de la Península.
Unos, los
criollos más liberales, verán la oportunidad de aunar poder
político y económico a través de la creación de juntas que
recojan el poder legítimo del pueblo, otros los fidelistas
prefieren asegurar su posición y en aras de la estabilidad
respetar la autoridad de la Península manteniendo a la
antigua burocracia.
La fuerte
regionalización de hispanoamérica marcará la evolución de
cada virreinato, desde el autonomista y cohesionado por una
oligarquía criolla exportadora al fidelista Perú preocupado
por una rebelión de castas inferiores si se producía
inestabilidad política.
La vuelta
de Fernando VII, su renuncia a las salidas pactadas de
índole autonomista y su toma de partido por el bando
fidelista, radicaliza las posturas y convierte una contienda
interna y civil en América en una guerra metrópoli-colonia.
La fuerte represión convierte a los criollos autonomistas en
patriotas e independientes.
El
pronunciamiento de Riego y el comienzo del gobierno liberal
en España supone la definitiva disolución del dividido bando
realista ante una política social y económica que atenta
directamente en contra de sus intereses. Se busca una salida
independiente, pactada y moderada en Nueva España y
Guatemala y los patriotas reciben el impulso necesario para
explotar la crisis de los realistas en Venezuela y Perú.
Más tarde,
desaparecida la Monarquía, falta el único elemento eficaz de
unidad interterritorial y el regionalismo no tarda en
imponerse como marco de las nuevas nacionalidades.
Hispanoamérica logró su independencia al precio de su
unidad.
Señalar por
último que la Independencia Latinoamericana no significó un
corte histórico y defenitivo entre España y los nuevos
paises. Muy poco después de la consumación de la
Independencia, la emigración española reapareció de forma
espontanea hacia Venezuela, Uruguay o Argentina que
aumentará con el tiempo hasta alcanzar proporciones masivas
en el primer tercio del S.XX. Las relaciones comerciales,
aunque modestas se reinician prontamente y serán en cambio
las políticas las que tarden mucho y esten llenas de
escollos.
Esta pauta marcará las relaciones hasta nuestros días donde
las inmensas posibilidades contrastan con las limitadas
realizaciones económicas y políticas. Hoy al igual que siglo
y medio antes, estamos infinitamente más próximos como
pueblos que como estados.
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