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  Militares políticos

Alejandro Magno, Julio Cesar y Augusto

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Socrates, Platón y Aristóteles, Jesús Alejandro Magno, Julio Cesar y Augusto
Mahoma y Carlo Magno Gengis Khan y Marco Polo
 

 

Una época de conquistas y desafíos

Alejandría, ciudad fundada por Alejandro Magno.


Antes del nacimiento de Alejandro Magno, las guerras por la hegemonía en Grecia eran algo habitual. Al ser un territorio constituido por numerosas polis (estados autónomos constituidos por una ciudad y un pequeño territorio), la unificación parecía imposible. En medio de este clima, la ciudad de Macedonia adquirió una gran importancia. El rey Filipo II, padre de Alejandro, expandió sus dominios teniendo un objetivo claro: convertirse en dueño de la península griega. Ya en el 338 a.C., los estados griegos reconocieron la superioridad de Macedonia, y para el 336 a.C. se preparaban para atacar a Persia. Sin embargo, Filipo II fue asesinado, lo que permitió que su hijo Alejandro lo sucediera. Lentamente, la figura del Magno emergía para instalarse en la historia como uno de los más grandes conquistadores.

Casi 200 años más tarde, Roma ya adolecía de los problemas propios de poseer un extenso territorio. La expansión romana había alcanzado Grecia, Asia Menor y Siria, entre otros. Los incesantes conflictos internos y las luchas de poder mantenían a la entonces mayor potencia del Mediterráneo en una situación de inestabilidad. Roma era incapaz de administrar el naciente imperio, por lo que la aparición de un hábil político era urgente. Julio César marcó el término de la República romana y sentó las bases para que su sucesor fuera un verdadero monarca.

Augusto vino a completar la obra de Julio César y es reconocido como el primer emperador romano. Integrante del segundo triunvirato, pronto alcanzaría la plenitud de poderes para gobernar el naciente imperio.

Alejandro Magno, El Conquistador

356 a.C. 323 a.C.

Este guerrero, que fue educado por Aristóteles, logró ser rey de Macedonia a los 20 años. Durante su reinado conquistó Persia y difundió la cultura helénica por Asia y Africa.

Datos biográficos

Alejandro Magno nació en el año 356 a.C., en Pella, Macedonia. Hijo del rey Filipo II y de la princesa Olimpia de Epiro, desde muy temprano recibió una educación que abarcaba todas las disciplinas, desde la caza hasta la retórica. Sin duda, dos personajes influyeron de manera determinante en su formación: su padre, Filipo, el gran conquistador de Grecia, de quien aprendió el arte de la guerra y las dotes de mando, y Aristóteles, filósofo que le inculcó desde los 13 años una gran admiración por la cultura griega. Ambos hombres hicieron de Alejandro un príncipe inteligente y triunfador.

"Preferiría exceder a los demás en el conocimiento de las cosas elevadas que en el poder y la dominación". (Alejandro Magno)

 

Con escasos 20 años, asumió el trono de Macedonia luego de una conspiración que mató a su padre. Se encontró con una península que amenazaba con desintegrarse y tuvo que enfrentar la sublevación de varias ciudades griegas. Pese a la turbulenta situación, esta no disipó el principal objetivo del joven príncipe: iniciar la expansión territorial de su imperio. Combatió con los bárbaros (pueblos no griegos) que amenazaban el norte de sus dominios y demostró su gran capacidad militar. Calmó la insurgencia de algunos estados griegos; sin embargo, la ciudad de Tebas se opuso a la dominación. Alejandro, sin misericordia, mandó incendiarla para lograr una gran tarea: pacificar Grecia.

Moneda de la epoca con la imagen de Alejandro Magno.

 

Triunfos de Alejandro

De ahí en adelante, el rey macedonio solo supo de triunfos. Con un ejército que no superaba los treinta y cinco mil hombres, emprendió uno de los proyectos más ambiciosos de la Antigüedad: conquistar el Imperio Persa. Su hazaña comenzó cuando, en el año 334 a.C., atravesó el Helesponto (hoy estrecho de los Dardanelos, que separa el mar Egeo del mar de Mármara), obteniendo su primera victoria ante los persas en la batalla del río Gránico. Derrotó a ciento veinte mil hombres, lo que movilizó al rey persa Darío III, quien había subestimado la capacidad del joven Alejandro. Ambos monarcas se encontraron en Issos, donde de nuevo la victoria sería para el rey de Macedonia. Comenzó así el ocaso del gran Imperio Persa, que luego de una serie de batallas pasaría a ser parte de los dominios de Alejandro.

El Ejército de Alejandro Magno

El ejército macedonio bajo  Alejandro Magno consistía de diferentes cuerpos complementándose entre sí: caballería pesada; caballería ligera; infantería pesada e infantería ligera.

La caballería pesada la constituían los hetairoi o compañeros formados en escuadrones ilai de 256 jinetes con casco beocio, coraza de bronce o linotorax, equipados con xyston o lanza de 3,80 m y una espada. Los compañeros formaban la unidad élite de caballería aristocrática macedonia, siendo el principal elemento ofensivo de Alejandro. En batalla los compañeros se formaban a la derecha de los hypspistas; los 9 escuadrones en el orden del día con el escuadrón real de 300 jinetes tomando el lugar de honor en la línea bajo el mando de Clito cuyo deber era el de proteger al rey en batalla, a su izquierda se formaban los otros compañeros en 8 escuadrones de 256 compañeros subdivididos en 4 unidades de 64 jinetes bajo el mando de Filotas. La infantería macedonia actuaba de "yunque", mientras que la caballería era el "martillo" que azotaba al enemigo. En frente de los compañeros se formaban los arqueros y agrianos y protegiendo su flanco derecho los prodromoi y demás caballería ligera

La caballería aliada tesaliana servía también como caballería pesada, armados y equipados como los compañeros, presuntamente la mejor caballería de toda Grecia y cuyo deber era proteger el flanco izquierdo de la falange macedonia. El escuadrón de Farsalia le servía de guardia a Parmenio. Al principio de la campaña había 1.800 jinetes tesalios.

Éstos a su vez eran suplementados por el resto de la caballería pesada griega, este contingente aliado era parte de la fuerza con que contribuyó la Liga Helénica al ejército macedonio y que además servían de rehenes para el buen comportamiento de sus respectivas ciudades.

La caballería ligera consistía de los prodromoi o exploradores con casco beocio y sin más armadura, cuyo deber era el de reconocer el territorio enemigo que el ejército atravesaría, y en batalla se formaban a la derecha de los compañeros, usaban la sarissa o pica de los falangistas pero podían ser rearmados con jabalinas para reconocimiento y exploración.

Los prodromoi a su vez eran suplementados por la caballería tracia, odrisios y paionios en su mayoría, armados y equipados con casco tracio o en caso de los paionios con casco ático sin más armadura y blandiendo lanza y espada.

Pero no todo fue batallas para Alejandro Magno. A medida que avanzaba con su ejército, la preocupación por unir bajo un mismo mando a Oriente y Occidente no cesó, respetando en algunas zonas las costumbres y ritos de la gente del lugar. Incluso en su expedición por el Nilo observó los antiguos cultos a los dioses egipcios y fue reconocido como sucesor de los faraones.

Alejandro y Egipto

La cultura del antiguo Egipto impresionó a Alejandro desde los primeros días de su estancia en este país. Los grandes vestigios que él veía por doquier le cautivaron hasta el punto que quiso faraonizarse como aquellos reyes casi míticos. La Historia del Arte nos ha dejado testimonio de estos hechos y apetencias. En Karnak existe un relieve donde se ve a Alejandro haciendo las ofrendas al dios Amón, como lo hace un converso y viste la indumentaria faraónica.

 

Extensión del imperio de Alejandro Magno

Extensión de los territorios ganados por Alejandro Magno

 

Bucéfalo, su gran amigo
Un caballo fue el compañero más fiel de Alejandro Magno. Cuenta la historia que Bucéfalo se volvió indomable para todos sus adiestradores. Fue entonces cuando llegó Alejandro y aceptó el desafío de amansarlo. El joven príncipe entendió que Bucéfalo se asustaba de su propia sombra, por lo que enfrentó el caballo al sol, montándolo sin problemas por un largo rato. Este hecho provocó la admiración del rey y la confianza de su más leal compañía. Fue tanto el cariño que Alejandro le tenía a su caballo, que cuando este murió, fundó una ciudad con su nombre.

Fin del conquistador

La ambición de Alejandro Magno no disminuyó con la obtención de la totalidad del Imperio Persa. Él quería descubrir nuevos mundos, hasta alcanzar la lejana India. Allí fundó colonias militares y algunas ciudades; sin embargo, su objetivo era llegar aún más allá. Pero las tropas ya estaban cansadas y se negaron a continuar. Obligado por las circunstancias, Alejandro se estableció en Babilonia y reorganizó su gobierno. Al poco tiempo, una desconocida fiebre lo atacó. Murió el 13 de junio del 323 a.C., a la edad de 33 años.

El contacto e influencia de la civilización griega en Oriente y viceversa conformó un fenómeno político, religioso y por sobre todo cultural, denominado helenismo, que se caracterizó sobre todo por la absorción de elementos de las culturas de Asia Menor y de Egipto, y que se prolongó hasta los tiempos de Roma. La ansiada armonía cultural entre Oriente y Occidente, a la que aspiraba Alejandro, se perpetuaba a través de este movimiento.

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Continúa con Julio César

100 a.C. 44 a.C.

Julio César, hábil político romano

"Seré lo que los dioses y mi propia voluntad decreten." (Julio César)

 

Este romano fue un político ambicioso, un militar audaz y un historiador brillante. Durante su gobierno se preocupó de defender los intereses de los menos favorecidos y obtener numerosas victorias en batallas que lograron extender su imperio.

Datos biográficos

Cayo Julio César, audaz político y estratego romano, nació en julio del año 100 a.C., en el seno de una de las familias más importantes de la ciudad. En ese entonces, Roma era considerada como la primera potencia del Mediterráneo. Sin embargo, la República enfrentaba problemas internos, revueltas sociales e injusticias económicas que estaban enriqueciendo solo a los que detentaban el poder.

En medio de este clima social y político, Julio César gozó de los privilegios que le otorgaba el pertenecer a una familia patricia (noble, descendiente de los primeros senadores romanos). Recibió una educación orientada hacia la política y desde adolescente demostró enormes dotes como orador. Luego de una guerra civil que enfrentó al general Cayo Mario (tío de Julio César) con Sila, este último se impuso como dictador de Roma, persiguiendo a todo aquel que considerara un enemigo. Entre ellos estaba Julio César, quien tuvo que huir a Asia.

En el año 78 a C., tras la muerte de Sila, Julio César regresó del exilio, integrándose de inmediato a la vida política. Ocupó un puesto como recaudador de impuestos en España y al poco tiempo fue escogido edil curul, encargado de los festejos y urbanismo. Finalmente, ocupó el cargo de gobernador de España, enviado por las autoridades de la época que ya estaban alertadas de su popularidad. Allí rehízo su fortuna y consiguió prestigio militar.

Julio César toma el poder

El jefe de los galos, Vercingétorix, bota las armas a los pies de Julio César, tras perder la guerra de las Galias. Cuadro de Lionel-Noël Royer, 1888. Museo Crozatier.

 

En aquellos años, Roma se encontraba bajo una efervescente actividad política. Para controlar esta situación, en el 60 a.C., Julio César fomentó la instauración de un triunvirato (junta de tres personas) militar, en compañía de Pompeyo y Craso. De estos tres personajes, el más popular fue César, quien consiguió un año más tarde la dignidad de cónsul. Desde este cargo ejerció un fuerte control sobre el Senado y otorgó estabilidad a las provincias del Imperio. Además, lideró la conquista de la Galia transalpina y prosiguió con su ejército hasta Germania y Britania. Su poderío militar era reconocido por muchos, pero la situación política y social en Roma no mejoraba.

La Curia Julia, lugar donde se reunía el Senado. Fue mandada a construir por Julio César en el Foro.

Todo desembocó en una guerra civil que enfrentó a los adherentes de Julio César y Pompeyo, en el año 49 a.C. Este hecho precipitó la caída de la República romana y anunció la llegada del Imperio. Julio César venció a Pompeyo en la batalla de Farsalia, el 48 a.C., siendo designado por el Senado como dictador vitalicio. Para mejorar la situación social, repartió dinero entre los pobres y creó puestos de trabajo con la implementación de un plan de obras públicas. Incluso repartió tierras a más de 80 mil ciudadanos y a los veteranos de sus legiones. Otra de sus obras fue el perfeccionamiento del calendario etrusco (de Etruria, país de Italia antigua), al que le agregó un año bisiesto (el que tiene un día más que el año común, añadido al mes de febrero) cada cuatro años, creando el calendario juliano, así como también la fundación de colonias en África, Hispania y las Galias.

El asesinato

A pesar de que Julio César otorgó estabilidad y fortuna a Roma, su poder despertó la envidia de muchos. Entre los nobles era considerado un verdadero tirano y existía el temor de que en cualquier momento se autoproclamara rey. Entonces Calpurnia, su mujer, y los adivinos comenzaron a vaticinarle desgracias.
El 15 de marzo de 44 a.C., Julio César decidió ir al Senado sin su escolta, para debatir sus próximos planes. Sentado en la tribuna, recibió una puñalada en la espalda. Luego vinieron 22 más, pero solo una de ellas fue mortal. La conspiración había sido todo un éxito. Los senadores, encabezados por Cayo Casio y Marco Junio Bruto, habían logrado su objetivo: dar muerte a César.

César, sinónimo de poder
El sobrenombre, o cognomen, César se convirtió con el paso del tiempo en sinónimo de poder. De Caesar proviene kaiser en alemán, cszar o zar en ruso y qaysar, rey o líder en árabe, palabras que en todos los casos identifican cargos políticos de gran poder e influencia.
“Vine, vi y vencí”
Sin duda, el mayor éxito militar de Julio César fue la derrota del rey Farnaces, que gobernaba el Ponto (norte de Turquía). Según los relatos de la época, la batalla duró solo cuatro horas y dio origen, en un informe escrito al Senado, al famoso lema Vini, vidi, vinci (“Vine, vi y vencí”), relacionado con la rapidez de la victoria.

Continúa con Augusto

63 a.C. 14 d.C.

Augusto, el emperador

Augusto fue el primer emperador romano que revitalizó la economía y embelleció la ciudad de Roma con hermosas obras arquitectónicas. Algunos historiadores denominan al gobierno de Augusto como el Siglo de Augusto o el Siglo de Oro.

"Todos los caminos conducen a Roma" (Augusto)

 

Datos biográficos

Cayo Octavio nació el 23 de septiembre del año 63 a.C., en el seno de una de las familias más ricas de Roma. Fue adoptado por Julio César a la edad de 18 años, convirtiéndose en Cayo Julio César Octaviano. A la muerte de César se encontraba acabando sus estudios en Iliria, desde donde retornó para hacer valer su herencia. A su llegada a Roma se encontró con una sociedad dividida entre los partidarios de Marco Antonio (jefe de caballería de Julio César) y los de los conspiradores que habían matado al dictador, una verdadera guerra civil que continuaría hasta un año después, fecha en la que se instauró el segundo triunvirato.

Lucha por el Imperio

En el año 43 a.C., Octavio, Marco Antonio y Marco Emilio Lépido formaron el segundo triunvirato que, durante cinco años, gozó de plenitud de poderes. Octavio permaneció en Roma a cargo de las provincias de Occidente; sin embargo, le preocupaba la situación de Marco Antonio en Egipto. Este contrajo matrimonio con la reina Cleopatra, convirtiéndose en un monarca oriental, lo que detonó su destitución del triunvirato y la declaración de guerra de Octavio a Cleopatra, a la que venció en la batalla naval de Accio o Actium (31 a.C.). Con esta victoria y tras el retiro de Lépido, Octavio consiguió adueñarse del Imperio.

En el año 29 a.C. recibió el título de princeps y dos años más tarde, el de augusto, que significa “sublime”. Poco a poco fue acaparando honores, recibiendo el 23 a.C. el imperium proconsular (que le otorgaba el mando del ejército y de todas las provincias) y el poder tribunicio (reemplazando al tribuno de la plebe), lo que significó el inicio de la época imperial. Finalmente, es nombrado pontifex maximus (supremo pontífice), alcanzando también el más alto título religioso. Concentró así un poder absoluto, que era disimulado por la permanencia de ciertas instituciones republicanas. El Senado, las magistraturas y los comicios siguieron funcionando, pero su labor ya no fue la misma bajo la atenta mirada y control de Augusto.

Mansión de Augusto. Fue construida sobre el Palatino, que luego se convirtió, a partir de Tiberio, en la colina de las residencias imperiales.

 

Reformas de Augusto

Si bien Augusto declaraba su intención de prolongar el período republicano, los hechos decían lo contrario. Otorgó a Roma una nueva organización administrativa, acorde con sus intereses. Creó el consilium principis, órgano consultivo compuesto por leales asesores del emperador; el prefecto de Roma, cuya tarea era velar por el orden de la ciudad en ausencia del emperador, y el prefecto de la vigilia, encargado de la seguridad.

También introdujo reformas en relación con la organización territorial, dividiendo los dominios del Imperio entre provincias senatoriales e imperiales, y realizó importantes cambios en materia de impuestos, como la creación de un erario imperial llamado fiscus. Augusto se preocupó incluso de embellecer la ciudad de Roma, construyendo, por ejemplo, el Templo de Apolo Palatino, santuarios para Minerva, Juno y Júpiter, así como un foro contiguo al de César.

El primer emperador romano murió el 19 de agosto del año 14 d.C., sin sucesión directa. A su muerte se le rindieron los honores de un dios y su memoria pasó a ser sagrada. Su legado traspasó todos los ámbitos y la grandeza de sus obras lo instala como uno de los principales gobernantes de la era romana.

El foro de Augusto. Lo mandó a construir para conmemorar su venganza en contra de los asesinos de su tío Julio César.

 
Augusto y la literatura
Aficionado a las letras y gran impulsor de las bibliotecas, Augusto ayudó económicamente a los escritores que narraban la nueva edad de oro y los temas oficiales: la monarquía divina, el resurgir de las tradiciones y el retorno a la Tierra. Bajo su gobierno, Virgilio escribió La Eneida, epopeya de la Roma antigua. En tanto, Tito Livio se consagró a la redacción de una monumental historia romana.

La pax romana
Uno de los objetivos principales del emperador Augusto fue establecer en todos los territorios la pax romana o augusta. Esta consistía en la pacificación del mundo romano, tanto del Oriente civilizado como del Occidente. Fue proclamada el año 17 a.C., tras la campaña de Hispania, la anexión de Armenia y la estabilización de la zona del Danubio.

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