Contenido: Claboración de Proyecto Salón Hogar
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http://www.salonhogar.net/Enciclopedia_Ilustrada/egipto.htm
http://salonhogar.net/Salones/Historia/4-6/Grecia/Grecia.htm
http://www.salonhogar.net/Civilizaciones/Civilizaciones_grecia.htm
Las civilizaciones antiguas
Los
primeros pueblos, Mesopotamia y Egipto.
Las
civilizaciones más antiguas
surgieron a orillas de los grandes ríos. Esta no fue una
casualidad, ya que en los primeros tiempos de la historia los
hombres habían buscado aquellos lugares que tenían mayores
ventajas para desarrollarse.
Fue así como los espacios ideales para el asiento de las
poblaciones fueron los valles fértiles
y las llanuras aluviales.
Las ventajas más importantes que ofrecían los ríos para el
asentamiento humano eran:
-
Las aguas permitían el desarrollo de
la agricultura.
-
A través de los ríos era más fácil el
transporte de mercaderías, ya que los caminos terrestres
eran prácticamente inexistentes.
-
El río aseguraba una pesca constante.
El pescado fue fundamental en la alimentación de los pueblos
antiguos.
-
El constante fluir de los ríos
limpiaba el aire, llevándose las pestes que podían afectar
la salud de los hombres.
Las primeras culturas se desarrollaron junto a los ríos o cerca
del mar, aprovechando las ventajas que ofrecía la naturaleza.
Características
El desarrollo hacia la
civilización, con la complejidad que
ello implicó, se caracterizó por: el uso de los metales; la
organización social y política; el establecimiento de ciudades y
Estados; la creación de instituciones; y la división del
trabajo, con una producción organizada de alimentos, vestuario y
herramientas.
Además, por la ordenación del comercio; la aparición de formas
superiores y monumentales del arte; los comienzos del
conocimiento científico; y finalmente, el invento de la
escritura, que permitiría fijar y propagar el conocimiento.
En el cercano oriente
Las primeras civilizaciones se
desarrollaron en el Cercano Oriente.
Ejercieron gran influencia en la cultura greco-latina y
contribuyeron en forma decisiva a la formación de la cultura
occidental.
Las tierras del Cercano Oriente
fueron habitadas por diversos pueblos. A los
mesopotámicos y egipcios,
es necesario agregar los fenicios
y los hebreos,
que fueron menos numerosos, pero no
menos importantes. Los Fenicios se destacaron por su desarrollo
comercial, y los Hebreos por su aporte espiritual .
Podemos señalar que antes del año 1.000 a. de C. esta región
estaba bastante poblada y los diversos pueblos que en ella
habitaban habían desarrollado un sistema de vida basado
principalmente en las actividades agrícolas.
Mesopotamia
Los
griegos llamaron Mesopotamia
-que quiere decir entre ríos- al fértil territorio ubicado entre
los ríos Tigris y
Eufrates. Ambos caudales corren
paralelamente, atravesando un llano de aluvión que forman con
sus inundaciones. Nacen en las montañas de Armenia, recorren el
país de norte a sur y desembocan en el Golfo Pérsico.
El territorio de Mesopotamia
se divide en dos partes geográficas:
la Alta Mesopotamia, al norte del territorio; y la Baja
Mesopotamia, al sur. En la parte alta, los ríos corren rápidos y
son torrentosos; en cambio, en el sur las aguas corren
lentamente y facilitan la agricultura.
Las llanuras de Mesopotamia carecían de defensas naturales y
fueron fácil presa de invasores, la riqueza del territorio fue
motivo para que muchos pueblos lucharan por instalarse y
mantenerse en el lugar. Las invasiones y las guerras no cesaron
de interrumpir el desarrollo de la historia de Mesopotamia,
determinando que tuviese características violentas. En el curso
de los siglos, se sucedieron allí distintos pueblos.
Los pueblos más importantes que habitaron
el territorio de Mesopotamia fueron: sumerios,
babilonios y
asirios.
Los Sumerios
La civilización más antigua fue la de los
Sumerios -establecidos en la
Baja Mesopotamia-, cuyos documentos nos permiten remontarnos
hasta el 3.500 a. de C. Nada se sabe de sus orígenes, no eran
semitas.
Gracias a sus representaciones artísticas tenemos una perfecta
idea de su físico: hombres de baja estatura, pero de cuerpo
musculoso, que llevaban rasurada la cara y la cabeza. Eran
agricultores y ganaderos, construían canales y caminos,
trabajaban los metales, tejían la lana y practicaban el tráfico
fluvial.
Escritura cuneiforme
El
gran invento de los sumerios fue la escritura
cuneiforme, con la cual fue posible la
transmisión de su pensamiento y de los acontecimientos
que los afectaron
a las generaciones futuras.
Era un sistema complejo, que alcanzaba los 700 signos o
pictografías. Primero fueron de carácter ideográfico (signos) y
luego fonéticos (sonidos). Por medio de un estilo o punzón, los
caracteres se imprimían sobre tablillas de arcilla húmeda; una
vez seca la arcilla, lo escrito permanecía indeleble. Así lo
demuestra el hecho de que las tablillas que han llegado hasta
nosotros sean todavía legibles.
El más interesante poema épico de esta y que se encuentra casi
completo es la Epopeya de Gilgamés, un héroe perseguidor de
monstruos e incansable viajero.
Estudio y desarrollo
Los
primeros astrónomos y astrólogos fueron los sumerios. Ellos
estudiaron y definieron los movimientos de la Luna, inventaron
los doce signos del zodíaco y precisaron la duración del año en
365 días y 6 horas, con 12 meses lunares. En matemática,
desarrollaron la división sexagesimal del círculo y crearon un
sistema de pesos y medidas. Inventaron, además, el ladrillo, la
irrigación artificial, el arado y la rueda.
La organización política de los sumerios
consistía en ciudades-Estados, las más importantes fueron
Kish, Ur,
Uruk, Umma
y Lagash.
Vocabulario
|
-
Semita=
dícese de los árabes, hebreos y otros pueblos, que
desarrollaron las grandes culturas mesopotámicas
posteriores a la sumeria, especialmente la acadia y
babilónica, y con posterioridad la judía y la árabe.
-
Indoeuropeo
= dícese de cada una de las razas y lenguas
procedentes de un origen común y extendidas desde la
India hasta el occidente de Europa.
|
Las luchas de estas ciudades por la hegemonía política
facilitaron o permitieron que fueran conquistadas por pueblos
extranjeros.
Los acadios
La historia de los sumerios se enlaza con
la de los acadios. Este fue
un pueblo semita, que habitaba al norte de donde vivían los
sumerios, y que terminó por conquistar y unificar toda
Mesopotamia.
Los acadios conservaron su lengua y hasta llegaron a imponerla a
los antiguos sumerios, sin embargo, el viejo idioma de Sumer
quedó como lenguaje litúrgico y continuaron usándolo los
sacerdotes. En las grandes épocas de Babilonia y Asiria, el
sumerio fue empleado en las ceremonias religiosas.
Los Babilonios
Del
oeste llegó una nueva oleada de semitas, los amoritas,
que se instalaron hacia el 2.100 a. de C. en Mesopotamia. El más
destacado de los amoritas fue Hammurabi, que subió al poder
hacia el año 1730 a. de C. y transformó la ciudad de Babilonia
en el centro de un nuevo imperio mesopotámico.
Hammurabi sometió a las demás ciudades y unificó bajo su cetro
toda la llanura. Bajo su reinado florecieron el arte y el
comercio.
El Código de Hammurabi
La obra inmortal de Hammurabi se
desarrolló en lo legislativo. Este rey puso por escrito de
manera ordenada, una serie de leyes, dirigidas a organizar la
vida de los habitantes de Mesopotamia. Esta obra se conoce con
el nombre de Código de Hammurabi,
es un notable testimonio del grado de civilización alcanzado en
tiempos tan lejanos al nuestro.
El Código está enmarcado por un prólogo y un epílogo, contiene
280 artículos. Sus preceptos se refieren a derecho civil, penal
y administrativo, sin establecer entre ellos una separación
radical.
Las leyes que regulan la propiedad, las
ventas, cambios y expropiación ocupan la mayor parte de este
escrito. Son famosos los artículos que constituyen el primer
ejemplo de la llamada Ley del Talión:
"Si un hombre destruye el ojo a otro hombre, se le destruirá el
ojo; cuando un hombre acusa a otro de homicidio sin poder
probarlo, el acusador debe ser muerto; si un hijo golpea a su
padre se le cortarán las manos".
Hammurabi indicó claramente que su obra pretendía ser una ayuda
para el que buscara la justicia. El código también fue estimado
como obra literaria; en las escuelas de escribas lo
transmitieron hasta el primer milenio.
Los Asirios
La
fértil llanura de Mesopotamia fue el escenario del encuentro y
choque entre los pueblos circundantes, que desde las montañas o
el desierto, pretendían establecerse en el rico valle.
Intentaron su conquista los
hititas,
pueblo indoeuropeo, procedente de los montes de Anatolia (actual
Turquía asiática); y los
mitannios,
otro pueblo indoeuropeo que terminó por encontrar su asiento en
la India, junto a otros grandes ríos: Indo, Ganges y
Brahmaputra. Por último, se impusieron los
Asirios,
semitas, que habitaban en la región montañosa de la Alta
Mesopotamia, aproximadamente, en el año 1.170 a. de C.
Después, Asirios y Babilonios se disputaron el poder con éxitos
alternos.
Violentos y cultos
Los Asirios son considerados como el pueblo más violento de la
historia antigua, organizaron un ejército que se convirtió en el
más formidable de Oriente. Su arma decisiva era la caballería,
por la gran movilidad en todo terreno de sus jinetes flecheros;
eran despiadados guerreros y salvajes saqueadores.
Por otra parte, lograron un buen desarrollo de la cultura. Entre
sus obras destacó la construcción de la gran biblioteca del Rey
Assurbanipal, quien además extendió su dominio desde el
Nilo
hasta el
Cáucaso.
Este imperio fundado en la violencia y el terror se desplomó
cuando fueron derrotados hacia el año 612 a. de C. y Nínive su
capital fue arrasada.
Los Babilonios volvieron a recuperar su importancia y se inició
un nuevo período, el Imperio Neobabilónico, que alcanzó su mayor
esplendor con Nabucodonosor II. Este arrebató Siria a los
egipcios y conquistó Palestina, cuyos habitantes fueron
deportados a Babilonia (587 a. de C.).
Ninguna ciudad del Oriente ha dejado un recuerdo tan intenso
como el de Babilonia. Se convirtió en la mayor y más magnífica
de todas, sus jardines colgantes, es decir, dispuestos sobre las
terrazas de los palacios, eran una de las siete maravillas del
mundo. No solo la Biblia, sino también los escritores griegos
clásicos, están llenos de admiración frente a esta ciudad, que
consideraron la capital de Asia.
En el año 539 a. de C., las tierras de Mesopotamia fueron
nuevamente invadidas por un pueblo extranjero: Ciro, Rey de los
Persas se apoderó de la región y la integró a su gran imperio.
Organización sociopolítica
En
la sociedad mesopotánica
existían tres grupos sociales bien diferenciados: la
aristocracia, los hombres
libres y los esclavos.
La aristocracia estaba compuesta por un cierto número de
familias ricas y poderosas, cuyos integrantes ocupaban los
cargos de mayor jerarquía como sacerdotes, consejeros del Rey,
jefes militares y embajadores.
Los hombres libres eran los trabajadores productivos de la
ciudad, por ejemplo: los arquitectos, escribas, mercaderes,
artesanos y alfareros.
Los esclavos, en cambio, no tenían ningún tipo de derechos.
Había esclavos del Estado y de particulares. Además de los
prisioneros de guerra, integraban este grupo los ciudadanos
libres endeudados que podían venderse a sí mismos y a toda su
familia.
A la cabeza de la sociedad se encontraba el Rey, su poder
absoluto derivaba del dios creador. Como su representante en la
Tierra, era primer sacerdote, jefe del ejército y del aparato
administrativo; contaba con una numerosa burocracia para cumplir
sus funciones.
La
tierra no pertenecía solamente al Rey, pues los sacerdotes y
funcionarios poseían gran parte de ella. Los hombres libres del
pueblo podían también ser propietarios de un terreno.
La base de la economía era la agricultura y el comercio.
Los principales productos agrícolas cultivados eran la cebada,
el trigo, las legumbres, los olivos, las palmeras y la vid. La
agricultura generaba excedentes de cereales y la ganadería
abundante lana, que se comercializaba con otras regiones por
productos que en la zona no habían, como madera y metales.
Culto y magia
La
religión mesopotámica era
politeísta. Asiros y
Babilonios asimilaron la religión de los Sumerios, pero
conservaron también sus propios dioses, tratando de
incorporarlos en la nueva religión.
Los grandes dioses son asociados a tríadas,
sus máximas divinidades eran Anu,
dios supremo, que gobernaba el universo con la ayuda de
Enlil, dios de la tierra y del aire
y gobernante de los hombres, y de Ea,
de cuerpo de pez, dios del agua, a quien se atribuye la creación
del hombre.
Cada ciudad poseía sus dioses y cuando una de ellas lograba
imponer su supremacía sobre las otras, el carácter del dios
evolucionaba de local a nacional. Así, los dioses de las
sucesivas capitales fueron a su turno elevados al primer rango
por encima de la tríada suprema. Por ejemplo Marduk, dios de
Babilonia, eclipsó a Enlil y Anu cuando sus respectivas ciudades
fueron sometidas al vasallaje.
Sacerdotes y adivinos
La magia
fue otra actividad de gran importancia entre los pueblos
mesopotámicos. Los sacerdotes eran al mismo tiempo adivinos que
predecían el porvenir, interpretaban oráculos, explicaban los
sueños y ofrecían sacrificios. Además, practicaban la
observación de los astros, ya que creían que ellos dirigían sus
vidas. Al estudiar el cielo tan afanosamente, los magos
mesopotámicos obtuvieron a lo largo del tiempo importantes
comprobaciones y descubrimientos de efectivo carácter científico,
logrando avances trascendentes en la astronomía.
Los lugares de culto consistían en altas
torres con escalinatas, llamadas Zigurat
o pirámide escalonada. Cada piso estaba dedicado a un astro y se
pintaba con el color atribuido a este, el celebrante subía a la
cima para estar más cerca del cielo; eran verdaderos
observatorios.
La civilización mesopotámica no contó con la piedra para sus
edificaciones. Se utilizaba el barro en forma de adobes o
ladrillos como material básico. Desarrolló un rico arte
decorativo, para el que se utilizó la cerámica vidriada.
Egipto: Tierra
de Faraones
En el valle del río
Nilo se
desarrolló la civilización egipcia.
Esta se encontraba protegida por obstáculos naturales y pudo
conservar su individualidad por más de tres milenios. Por su
continuidad, la civilización
egipcia fue uno de los fenómenos
más notables de la Antigüedad.
El río Nilo era el centro de la vida de Egipto. Los límites de
este país eran: al sur, desde la primera catarata hasta la
desembocadura del río en el mar Mediterráneo, al norte; al este
el Sinaí, y al oeste Libia.
Un fértil oasis
El Nilo es uno de los ríos más largos del mundo -mide 6.671
kilómetros-y nace en el corazón de Africa.
Egipto está situado en una zona de clima desértico, donde las
precipitaciones son prácticamente nulas y los cultivos solo son
posibles gracias a la crecida anual del torrente.
Cada año, entre junio y octubre, este aumenta su caudal debido a
las copiosas lluvias tropicales caídas en las mesetas africanas
del Sudán y al deshielo de las nieves en las montañas del centro
de Africa.
Entonces, el río se desborda y las aguas
derramadas depositan en las riberas un barro fertilizante, un
abono natural, llamado limo o
légamo. Al retirarse las aguas, el
terreno queda impregnado de una humedad que resulta beneficiosa
para el cultivo.
En la Antigüedad, los aumentos del caudal
del río también creaban muchos problemas para la vida sedentaria,
aunque los mismos egipcios fueron eliminándolos a través de la
construcción de sistemas de diques
y canales de regadío.
De esta forma, transformaron a su país en un inmenso y fértil
oasis.
Geográficamente, Egipto está formado por
dos zonas muy diferentes: una es el
delta, donde
el valle de aluviones es muy amplio, y la otra es un estrecho
corredor de tierras cultivables enclavado entre dos desiertos.
El único lazo de unión entre las dos regiones es el Nilo y su
régimen fluvial.
Toda la riqueza del país depende del río y como los habitantes
ignoraban su origen -que fue descubierto solo en el siglo pasado-
y no se podían explicar las crecidas del Nilo, lo adoraban como
a una divinidad.
El río y su crecida son fenómenos de la naturaleza; Egipto, en
cambio, es una creación humana.
Los pobladores del valle del río Nilo se
agruparon primero en tribus o
clanes, y luego en comunidades
llamadas nomos.
Paulatinamente, fueron aumentando el grado de complejidad de su
organización social y algunos gobernadores locales lograron
extender su dominio sobre otras aldeas. Con el tiempo, se habían
formado dos grandes reinos independientes: uno en el valle -Alto
Egipto- y otro en el delta del río -Bajo Egipto-.Hacia el año
3100 a. de C., ambos reinos fueron unificados por el legendario
Rey Menes,
quien estableció la capital en
Menfis.Desde entonces no hubo más
que un solo reino, cuyo soberano tomó el nombre de
Faraón. Los
monarcas del Alto Egipto se distinguían por llevar una especie
de tiara alta; en tanto, la corona del Bajo Egipto era más bien
un bonete circular. Al unirse los dos reinos, los faraones se
ciñeron las dos coronas, una dentro de la otra.
Los faraones
Menes fue el fundador de la primera
dinastía.
Dinastía es el linaje o familia del soberano que se perpetúa en
el poder por sucesión. Hasta la dominación extranjera, las
dinastías egipcias fueron 26.Esta
civilización vivió un esplendor que se vio alterado solo por
algunos períodos de divisiones internas. Durante ellos se
fortalecían las administraciones provinciales; eran épocas de
reunificación en las cuales se volvía a la centralización. Hubo
también etapas de gran expansión territorial.La historia de
Egipto se divide en tres grandes períodos:
Imperio Antiguo,
Imperio Medio
e Imperio Nuevo.
Imperio antiguo
Este
período va del 2700 al 2200 a. de C. Durante él, Egipto se
encontraba unificado, con instituciones establecidas sobre la
base de una monarquía de derecho divino. Los Faraones gozaban de
gran autoridad y eran considerados como dioses. El territorio
agrícola ya estaba constituido y la religión tenía establecidos
sus rasgos fundamentales. Asimismo, se habían adquirido técnicas
superiores como la escritura,
el arte
y la
arquitectura.
(En la imagen: Keops, Kefren y
Micerinos).El Imperio Antiguo
alcanzó su máximo esplendor bajo los reyes de la IV dinastía,
los constructores de las grandes
pirámides, que constituyen uno de
los símbolos más característicos de esta cultura.En este período
hubo grandes progresos, se explotaron algunos minerales, se
desarrolló el comercio con pueblos del Mediterráneo, los
artesanos elaboraron finos tejidos de lino y fabricaron hermosas
cerámicas.Hacia el 2200 a. de C. el Imperio Antiguo entró en una
etapa crítica. La unidad del país se rompió y una larga crisis
en la agricultura y otras actividades productivas, junto a
muchos conflictos, destruyeron el orden social. Este es el
Primer Período Intermedio, que se prolongó aproximadamente hasta
el 2050 a. de C. Imperio medioSe
desarrolló del 2050 al 1750 a. de C. Durante él los soberanos de
Tebas, en el Alto Egipto, consiguieron someter a todo el país,
restablecer la unidad, asegurar el orden e impulsar el
desarrollo.El Imperio Medio se caracterizó por los grandes
progresos que se lograron y por el máximo desarrollo de la
cultura en todas sus manifestaciones. La
literatura
egipcia conoció entonces su edad de oro.Los faraones
establecieron su residencia junto al oasis de
El Fayum, al
sur de Menfis, que era una región pantanosa comunicada con el
Nilo por una especie de canal natural. Esta unión se mejoró con
la construcción de diques, canales y esclusas, y la
transformación de las marismas en tierras cultivables y fértiles.
Aún hoy día naranjas, melocotones, higos y uvas de El Fayum
gozan de renombre.Nuevamente se interrumpió la prosperidad,
declinó el poder central, una horda de invasores, los
hicsos, hizo
irrupción en el delta. Combatieron con carros de guerra tirados
por caballos y armas de hierro, ambos desconocidos por los
egipcios. Se rompió nuevamente la unidad y Egipto entró en su
Segundo Período Intermedio.
Imperio nuevo
Va del 1570 al 1085 a. de C. Durante este,
Egipto recuperó su independencia, los
hicsos<
fueron expulsados por los príncipes tebanos, que regresaron a
unificar al país. Esta etapa tuvo como centro a la ciudad de
Tebas y en ella Egipto alcanzó su mayor poder y extensión.En el
Imperio Nuevo el país fue gobernado por faraones muy capaces y
enérgicos.Tutmosis
III, de la XVIII dinastía, extendió y consolidó sus dominios
desde la cuarta catarata al sur hasta el río Eufrates en
Mesopotamia, creando un gran imperio.Egipto llegó a ser una gran
potencia militar. La industria del vidrio y de la cerámica
adquirieron un desarrollo sin precedentes.El Faraón
Amenofis IV -para
limitar el poder de los sacerdotes de Tebas, dedicados a Amón, y
terminar con el politeísmo- instaló oficialmente una nueva forma
del dios solar, a la que dio el nombre de
Atón. Sin
embargo, su sucesor, Tutankamón, restableció el culto de los
antiguos dioses y abolió las innovaciones del Faraón hereje.Ramsés
II tuvo que defender las fronteras
contra pueblos enemigos y nuevos invasores. Él fue el último de
los grandes gobernantes, su reinado duró 67 años y su momia aún
se conserva en el museo de El Cairo.
En tiempos del Faraón
Necao, de la
XXVI dinastía, se organizó una expedición que realizó con éxito
la circunnavegación de Africa.
Decadencia
Después del 1200 a. de C. la gran civilización egipcia perdió
fuerza y entró en un período de decadencia. Egipto fue invadido
sucesivamente por los asirios (663 a. de C.) y por los persas (
525 a. de C.), que hicieron de Egipto una satrapía o provincia
imperial, hasta que en el 332 a. de C. los griegos de Alejandro
Magno los vencieron y conquistaron. Posteriormente, fue dominado
por los romanos, los árabes, los turcos y los ingleses. Solo en
este siglo Egipto volvió a ser una nación independiente
Organización social
Las
clases sociales en el antiguo Egipto se mantuvieron casi
inmutables a través de los siglos. Sin embargo, no existía una
separación rígida, de manera que había una cierta movilidad
social.
La pirámide es el monumento más conocido
de Egipto y puede servirnos para representar en forma gráfica la
vida social del país. Por lo tanto, diremos que la sociedad
egipcia tuvo una estructura
piramidal:
-En la base se encontraba el grupo
inferior de los esclavos,
quienes comúnmente realizaban las grandes obras públicas.
-Un segundo grupo lo constituían los
campesinos,
que eran la base del desarrollo económico. Existían además
numerosos artesanos:
tejedores, ebanistas, orfebres, escultores, carpinteros y
pintores. Y, por último, estaban los
pequeños comerciantes.
Todos
ellos debían tributar con trabajo o especies al Faraón; hombres
con talento podían surgir a niveles superiores.
-Un tercer grupo estaba formado por los
artistas,
ricos comerciantes,
médicos
y los escribas.
Estos últimos dominaban el difícil arte de leer y escribir la
complicada escritura jeroglífica y tenían especial importancia y
gozaban de gran prestigio.
-En la cima de la pirámide social se
encontraban el Faraón y la familia real; luego venían los
nobles, los
sacerdotes
y los guerreros.
Esta clase era la depositaria del poder político, social y
económico.
La administración
El
Faraón -monarca por derecho divino- era el dueño absoluto de
todo Egipto y de sus habitantes. Era el sumo sacerdote, jefe del
ejército, administrador del país, encargado de mantener el orden
e impartir justicia, dueño y señor de todas las tierras.
La sangre del Faraón era divina, por lo que no debía mezclarse
con la de los hombres comunes. Por eso, él se casaba con una
hermana u otra parienta; tenía varias esposas y su poder pasaba
al hijo mayor.
Los funcionarios
El Faraón encabezaba una administración
compuesta por numerosos funcionarios, de los cuales el más
importante era el visir.
Este vigilaba toda la administración, tanto del tesoro como del
arsenal y los trabajos agrícolas o públicos.
Bajo su dependencia estaban otros
funcionarios. Típico era el escriba,
colaborador indispensable de las tareas administrativas; todo
egipcio podía llegar a ser escriba con la sola condición de
tener capacidad para ello.
La vida política de los egipcios estuvo marcada por la unidad
del territorio.
Las mujeres
Eran libres y disfrutaban de una independencia y una autoridad
que era raro encontrar entre los antiguos orientales.
La egipcia se dirigía donde deseaba y no llevaba velo. Muchas
veces aparece representada al mismo nivel que el del marido.
De sus padres, ella heredaba los bienes en igualdad de
condiciones con sus hermanos.
Las egipcias usaban artificiosos peinados, se pintaban los ojos,
los labios y las uñas. Podían comer y bailar en público, ser
comerciantes y administrar sus bienes, y hacer prácticamente
todo lo que hacían los hombres.
Agricultura, base de la economía
La
organización económica egipcia se basó enteramente en la
agricultura.
Cultivaban varios tipos de trigo -que era la base de su
alimentación- y la cebada, con la cual fabricaban la cerveza.
Los cultivos hortícolas incluían: la cebolla, los pepinos, los
puerros y los ajos. Las frutas principales eran los dátiles, el
higo, la granada y los melones. Un cultivo importante era el
lino que les servía para confeccionar sus ropas.
Criaban también gran número de animales: ovejas, cabras y
vacunos. El burro servía de animal de carga. Entre las aves, se
criaban gansos y patos, cuya carne era muy apetecida. El pescado
constituía parte importante de la alimentación de los egipcios,
sobre todo entre los pobres.
Los egipcios complementaban sus
actividades económicas con la
minería de metales preciosos, la
artesanía
y la elaboración del papiro.
Dinámico sistema
El sistema económico se caracterizaba por la redistribución de
los excedentes de la producción agrícola. El Estado los
recaudaba a través de los impuestos cobrados en especias y los
almacenaba en los graneros estatales.
Los egipcios también fueron navegantes y mantenían un tráfico
regular con los pueblos del Mediterráneo y con regiones del sur.
A través de caravanas, obtenían -por medio del trueque- madera
de cedro y ébano, oro, esclavos, incienso y caballos.
Exportaban cereales, rollos de papiro y los productos de sus
artesanías. Todavía en los últimos tiempos de la antigüedad,
Egipto era el granero del Imperio Romano.
Egipto solo conoció la moneda muy al final de su historia y, en
consecuencia, todos los servicios se pagaban en especias.
La religión
En Egipto la religión era
politeísta.
Originalmente, cada localidad tuvo su propio dios y su propio
culto. Los dioses se representaban con forma de animal, o con
cuerpo humano y cabeza de animal.
Menes y sus sucesores adoraban al halcón
Horus, dios del Sol naciente. Dinastías posteriores favorecieron
el culto de Ra,
dios solar que gobernaba el mundo.
Con el tiempo, los diversos dioses locales y nacionales se
identificaron con el dios supremo y se les agregó el nombre de
Ra; así en Tebas se veneraba al dios-carnero Amón y este se
convirtió en Amón-Ra.
El egipcio divinizó las fuerzas de la
naturaleza. El culto más popular fue el de
Osiris, dios
de la fertilidad y de los muertos, símbolo del Sol y del Nilo.
Fue despedazado por el dios Seth, símbolo del desierto, y
reconstruido por su esposa Isis, diosa lunar y protectora de los
niños, que lo devolvió a la vida con la misión de juzgar a los
muertos.
La vida eterna
Los
egipcios creían en una vida eterna, el alma podía seguir
viviendo siempre que dispusiera de su cuerpo. Para esto era
indispensable preservar el cuerpo, que era
embalsamado-
momia-
y depositado en una tumba adecuada para seguir viviendo en el
más allá.
Para alcanzar la vida eterna, había que someterse a un juicio
ante el Tribunal de Osiris, donde el alma debía confesar sus
pecados y luego era pesada en la balanza de la justicia. Si
pesaba menos que una pluma, se salvaba para siempre e ingresaba
al reino de Osiris; en tanto, el injusto era devorado por los
monstruos.
Para
que el alma del muerto no sufriera hambre y sed en la otra vida,
los egipcios ponían provisiones alimenticias, ropas, joyas,
etcétera, junto a los muertos en sus tumbas.
Los templos
Eran las casas de los dioses, cuyas estatuas eran objeto de
respetuoso culto. Notables son los templos de Abú-Simbel, Luxor
y Karnak.
El culto y la administración de los bienes de la divinidad,
estaban a cargo de colegios sacerdotales, que de esta forma
llegaron a tener poder económico y político.
El culto comprendía una parte pública y otra secreta.
Generalmente, se llegaba hasta la puerta
del templo por una avenida flanqueada de
esfinges, que
parecían montar guardia al dios titular.
El templo comprendía tres divisiones: primero, una puerta
gigantesca, que daba acceso a una gran avenida o amplio patio a
cielo descubierto. Esta era la parte pública del templo. A
continuación, se pasaba a la sala, cuyo techo estaba soportado
por columnas, donde se llevaban a cabo los servicios del culto.
Por fin, un reducto estrecho y oscuro era la parte secreta, en
la cual solo eran admitidos los sacerdotes y el Faraón.
La sala hipóstila del templo de Amón en Karnak, en el Alto
Egipto, tiene más de 20 metros de alto, era famosa en la
antigüedad como una de las grandes maravillas de la arquitectura;
su techo estaba sostenido por ciento treinta y cuatro columnas.
La cultura egipcia
La civilización egipcia logró un notable desarrollo cultural en
todas las facetas de la vida.
La escritura
Los
egipcios escribieron por sí mismos su propia historia, en
monumentos y papiros. Desarrollaron un complejo sistema de
escritura: los jeroglíficos.
Estos signos podían tener tres significados: la cosa
representada, la idea que sugiere o el sonido correspondiente al
nombre de la cosa.
Para el uso diario, estos habitantes del
valle del río Nilo simplificaron los signos y desarrollaron una
escritura más vulgar y corriente, más fácil, que era usada por
los escribas
en sus cotidianas tareas administrativas.
El aprendizaje de la escritura era difícil y se realizaba en
escuelas especiales.
Los egipcios disponían de un material
incomparable para la escritura: el
papiro. Se obtenía de las fibras
internas del tallo de una planta, cyperus papyrus, que crecía en
las riberas del Nilo; los rollos de papiro eran ligeros,
flexibles y manejables. Tenían el defecto de ser sensibles a la
humedad y al fuego, con la consecuencia trágica para los
historiadores.
Uno de los motivos frecuentes del arte egipcio es la
representación del escriba en cuclillas sobre una estera, con
una caña de escribir en la mano y un rollo de papiro sobre las
rodillas.
Una clave
Al caer Egipto bajo el dominio extranjero, el significado y el
conocimiento de la escritura jeroglífica, cayeron paulatinamente
en desuso.
Transcurrieron centenares de años hasta que un soldado de
Napoleón Bonaparte encontró casualmente en 1798 en Rosetta
(cerca de Alejandría), en el delta del Nilo, una piedra grabada
que presentaba un texto en jeroglífico.
El sabio francés Jean-Francois Champollion logró descifrar los
jeroglíficos, proporcionando así la clave para el conocimiento
de la historia del Egipto faraónico.
Arte
Los artistas egipcios fueron hombres de maravillosa maestría.
Esculpían estatuas, tallaban largos frisos de piedra, elaboraban
estatuillas de piedra o metal. Además, pintaban y grababan
escenas de la vida real o de la supuesta vida de los dioses con
un arte fino y elegante.
El cuerpo humano se reproducía siempre frontalmente, y la cabeza
y miembros de perfil; en cambio, los animales eran grabados solo
de perfil. Los seres humanos, bestias, objetos y paisajes se
ponían sin perspectiva y la falta de profundidad acentuaba la
fijeza de la composición, típica en todas las obras del arte
egipcio.
La figura del Rey Dios
La unificación política y religiosa estuvieron emparentadas, y
el monarca se aceptó como encarnación del espíritu divino. A
causa de ello, el arte egipcio nacido del culto de los muertos,
se desarrolló para exaltar e inmortalizar la figura del rey-dios.
Las preocupación por la vida ultraterrena
motivó la creación de grandes templos dedicados a las
divinidades y la construcción de diversos tipos de tumbas: las
mastabas,
construcción baja y maciza, cuya parte superior tenía forma de
pirámide truncada.
La tumba del rey
Zoser de la
III dinastía, en Saqqarah -obra de Imhotep, el arquitecto
egipcio mejor conocido- es una pirámide de seis plantas, formada
por una serie de mastabas superpuestas. Representa el eslabón
entre las mastabas y las grandiosas
pirámides,
tumbas cuya construcción se inicia con la IV dinastía faraónica.
También podemos mencionar las tumbas excavadas en las rocas
llamadas hipogeos.
Las pirámides
Eran las más vistosas construcciones en el complejo monumental
funerario, el cual simbolizaba el viaje del soberano difunto
hacia el "occidente de los muertos". Tenían que ser moradas
eternas y por esa razón se construían -al igual que los templos-
con materiales más resistentes que el de los palacios reales,
que sólo servían durante el gobierno del rey.
Las pirámides de
Gizeh,
construidas en honor de los faraones
Keops,
Kefrén y
Micerino,
cerca del Nilo y a pocos kilómetros de El Cairo, aún sirven de
símbolo a Egipto y meta obligada de todos los turistas que
llegan a aquel país.
Los antiguos clasificaron la mayor de las tres pirámides, la de
Keops, entre las siete maravillas del mundo, y resulta notable
el hecho de que sea la única de ellas que ha llegado hasta
nosotros. Alcanza una altura de 144 metros; su base, un cuadrado
casi perfecto, mide más de 277 metros de lado, lo que representa
una superficie de más de cinco hectáreas.
En su viaje a Egipto hacia mediados del siglo V a. de C.,
Heródoto contó que en su construcción trabajaron 100 mil hombres
durante veinte años. Sin embargo, la mole misma no es nada
comparada con lo perfecto de su construcción. Sus caras están
rigurosamente orientadas según los cuatro puntos cardinales; los
bloques están colocados unos sobre otros sin argamasa y es
imposible, según las comparaciones habituales, deslizar entre
ellos la lámina de un cuchillo, por lo perfectamente que están
ajustados.
En los alrededores de la pirámide de
Kefrén hay otro monumento típico del arte egipcio: la
Esfinge,
animal fabuloso con cuerpo de león y cabeza humana, que
representa el rostro del Faraón. Mide 20 metros de alto y 73
metros de largo.
Ladrones de tumbas
Los faraones eran enterrados con todo el
lujo que los había rodeado en vida, para que nada les faltase en
su vida eterna. Estos tesoros atrajeron a los ladrones de tumbas;
entonces, los soberanos del Nuevo Imperio, persuadidos de que
las pirámides no garantizaban la seguridad de sus restos,
ordenaron que sus tumbas se excavaran en la roca, en el
Valle de los Reyes,
cercano a Tebas.
Los faraones creyeron que habían interpuesto un obstáculo
insalvable entre ellos y los saqueadores de tumbas, pero se
equivocaron. Al cabo de cierto tiempo, la mayor parte de los
enormes tesoros acumulados en las tumbas fueron robados.
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