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  Edmund Percival Hillary

El hombre que conquisto la cima del mundo, el monte Everest

Alcanzó la cima situada a 8.850 metros en 29 de mayo de 1953 acompaña do del sherpa Tenzing Norgay. Es el único neozelandés vivo que aparece en un billete de banco.

Nació el 20 de julio de 1919 en Auckland, Nueva Zelanda, hijo de un editor y de una profesora de escuela. El padre cambió los libros por las abejas, y Edmund, después de dos años de universidad, decidió incorporarse al negocio de apicultor con él. Durante la segunda guerra mundial, hace una excursión con sus amigos de la Escuela superior y es entonces cuando le entra el gusanillo por la montaña; cada fin de semana irá a escalar las montañas de Nueva Zelanda. Gracias a este entrenamiento, Edmund va a los Alpes en 1950. Sólo un año más tarde comienza su actividad en el Himalaya. Con dos compañeros organiza y financia su propia expedición a la cordillera india del Garhwall, en la ascenderán seis cumbres vírgenes de más de seis mil metros.

En 1951 Eric Shipton debía dirigir una expedición de reconocimiento en la vertiente nepalí del Everest y le pidieron que incluyese a algún neozelandés: incluyó a dos perfectos desconocidos, Hillary y Riddiford, que acababan de llegar de la cordillera india de Garhwal. Durante aquella expedición demostraron que se podía ascender hacia el Everest cruzando la Cascada de Hielo.

El año siguiente, el permiso de Nepal para el Everest lo tenían los suizos; pero en 1952 tampoco alcanzan la cima. Eric Shipton es sustituido por John Hunt para el año siguiente. Ese año, en una expedición táctica de ascensión, Hillary coincidió con Tensing y sus buenas relaciones y compenetración les hicieron los dos hombres claves de la conquista del Everest el 29 de mayo de 1953.


Durante su regreso, Edmund se enteraba por carta urgente de que iba a ser nombrado caballero, pero todos los honores no iban a apartarle de las montañas ni de la aventura. En 1954 intentó el Makalu, en 1958 realizó la travesís de la Antartida alcanzando el Polo Sur, en 1961 participó en una expedición a la búsqueda del Yeti y sin autorización oficial realizaron la primera ascensión al Ama Dablam. Desde esta temporada, Hillary iba a volver todos los años al Himalaya, combinando sus expediciones con proyectos de ayuda al pais sherpa. Se comprometió con su desarrollo y de su esfuerzo han nacido 25 escuelas, 2 hospitales, 12 clínicas, canalizaciones de agua, caminos, aeropuerto, puentes... Ha trabajado también en el programa de repoblación forestal del Parque Nacional de Sagarmatha y recaudado fondos para la restauración del monasterio de Tyangboche.

Comentario de Edmund Hillary:

Vi la nieve por primera vez a los 16 años, durante una excursión escolar al Parque Nacional Tongariro de Nueva Zelanda. Durante 10 días practiqué el esquí, el alpinismo, y la experiencia transformó mi vida para siempre. Desde entonces he amado las montañas, su belleza y he disfrutado afrontando sus desafíos.

He pasado todos los días que me ha sido posible en las grandes cimas. En cuanto adquirí los conocimientos suficientes me lancé a mis primeros ascensos a lomas y crestas. Escalé tanto en los Alpes de Nueva Zelanda como en los Alpes europeos, antes de aventurarme a las cumbres superiores del Himalaya. Siempre me han deleitado los amaneceres y atardeceres sobre las hermosas montañas. Acurrucado en mi saco de dormir, he contemplado desde el umbral de mi tienda cómo el sol desaparecía dejando una luz carmesí sobre las cumbres del Himalaya.

En 1953 fui invitado a participar en la expedición británica al Everest. Luchando contra las innumerables grietas y muros de hielo ascendimos por el Cwm Occidental y tallamos una escalera por la escarpada cara Lotse. Montamos nuestro campamento final a unos 8.000 metros sobre el gélido y ventoso Collado Sur y, desde allí, avanzamos hacia la cima. El sherpa Tenzing y yo pasamos una fría y desapacible noche en nuestro último campamento, en la cresta de la Arista Sureste. Al día siguiente, ascendimos arduamente a través de la nieve blanda hasta alcanzar la Cumbre Sur y atravesamos la estrecha cornisa de la cumbre. A continuación tallé con mi piolet una línea de peldaños en la nieve firme y superé el Escalón Hillary, desde donde Tenzing y yo emergimos sobre la cima del mundo. ¡Qué momento extraordinario!

Más adelante he vivido muchas aventuras, conduciendo tractores en el Polo Sur, navegando por el caudaloso río Ganges desde la Bahía de Bengala al Himalaya, aterrizando en avioneta sobre el hielo del Polo Norte. Pero mi atención se dirigía cada vez más hacia las condiciones de mis amigos sherpa. Su vida, ardua y remota, carecía de todo tipo de servicios médicos y educativos. No sentía lástima por ellos – nada más lejos de mis intenciones – ya que ellos no sentían lástima de sí mismos. Pero admiraba enormemente su rudeza y sentido del humor.

Los sherpa sabían que fundamentalmente necesitaban educación, y eso es lo que pedían. Construimos nuestra primera escuela en el pueblo de Khumjung, a la sombra de las espectaculares cimas de Amadablam y Kangtega, que más adelante escalé con mi equipo. Esto se convirtió en nuestro proceder habitual: escalar una montaña y construir una escuela. Hoy, los sherpa y nosotros hemos erigido más de 30 escuelas. Intentamos llevar a cabo aquéllo que la gente del lugar desea, en la medida de nuestras posibilidades. No queremos interferir, ni pretendemos dictar nada.

Inicialmente nuestros suministros llegaban desde Katmandú transportados por porteadores durante 17 días, a través de las escarpadas laderas. Por esa razón adquirimos en el pueblo de Lukla una porción de tierra en pendiente, con la intención de construir un aeródromo. Los sherpa se encargaron de aplanar la inclinación de esta tierra con picos y palas y de apelmazar su superficie hasta que adquirió la firmeza suficiente para que el primer avión Pilatus pudiera aterrizar con éxito. Así fue posible transportar por vía aérea todo lo necesario para construir un hospital.

En poco tiempo Lukla se transformó en el aeropuerto de montaña con mayor volumen de tráfico de Nepal. El turismo se ha convertido en la principal fuente de ingreso para la comunidad local. Su efecto ha sido importante para su vida y ciertamente ha mejorado su economía. No creo que el impacto sobre la cultura sherpa haya resultado devastador: ellos continúan manteniendo unos lazos muy estrechos tanto con su cultura como con el budismo. En efecto, yo diría que sus creencias tradicionales se están afianzando.

Las cuestiones medioambientales sí deben abordarse de forma prioritaria. El enorme volumen de turistas ha infligido un impacto grave sobre los bosques. En la década de los 1970 los viajeros casi devastaron la zona. Hace muchos años que iniciamos su reforestación, plantando variedades locales de árboles que, aunque de desarrollo lento, han despuntado con gran esfuerzo hasta repoblar el bosque. Abrigamos la esperanza de que los bosques vuelvan a ser tal como la primera vez que los vi, hace ya 50 años

 
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