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L  a  G r a n  E n c i c l o p e d i a   I l u s t r a d a  d e l   P r o y e c t o  S a l ó n  H o g a r

 

 

 

Capítulo

1-Rafaela   2-La Intriga   3-La Historia   4-El Encuentro   5-La Desgracia   6-La Trama   7-Corcega

8-El Regreso   9.El huérfano   10. Encomienda Postuma   11.El hijo del cura   12. Yacari  

13. Aguacero de Mayo

El Corso de Guayama

Capítulo IV

Aguacero de Mayo

 

 

Escrito por: Héctor A. García

©Todos los derechos reservados escrito en 1989

 

El Indio Yacari se hizo muy buen amigo mío, o bueno no se si fue que yo me hice buen amigo de él, lo cierto es que me agradaba su compañía y con el aprendí muchísimo de lo que sé hoy en día. Cierta mañana mientras caminábamos hacia la playa de Branderi me contó esta historia.


Había una vez un hombre que  tocaba todas las puertas de las casas para hablar con la gente y conocerlas, entonces en una de esas casas al abrirse una puerta vio, no una casa interiór sino la entrada a un lugar que podía decirse que era el paraíso.
Él miraba hacia adentro desde afuera y lo que veía era algo así como una pradera y hermosos árboles, entonces curioso decidió entrar y al cruzar el umbral, la puerta se cerró tras si.

Había llegado a un sitio llamado el lugar de los deseos. Allí simplemente te sientas bajo uno de esos hermosos árboles, deseas cualquier cosa e inmediatamente se cumple lo que pides no hay espacio entre lo que deseas  y su cumplimiento.

El hombre estaba cansado luego de tocar muchas puertas y al llegar a un lugar tan acogedor, decidió dormir un rato bajo un árbol de los deseos. Al despertar, tenía mucha hambre, entonces dice: ¡Que hambre! si apareciera algo de comida". Entonces al momento apareció la comida frente a sus pies ya servida, una comida deliciosa. Del hambre  no prestó atención de dónde había venido ese plato de comida. Si tienes hambre, no estás para reflexionar, simplemente comes.

Entonces empezó a comer y encontró la comida deliciosa. Una vez termino, miró a su alrededor y estiro su manos en señal de satisfacción. Estaba satisfecho. Y pensando otra vez se dijo: tengo sed si apareciera de tomar algo. Así que de inmediato apareció una jarra de agua fresca.

Mientras tomaba el agua sintió una suave y fresca brisa bajo la sombra del árbol, y comenzó a preguntarse: ¿Qué estará pasando aquí?  ¿Esto es un  sueño o es que aquí hay fantasmas porque no los veo?  Entonces aparecieron fantasmas de toda índole que lo rodeaban y este les dijo: váyanse de aquí- y ellos se fueron.

El hombre se dio cuenta que todo aquello que el pedía o pensaba se hacia realidad.

Entonces deseó ser rico para no tener que trabajar y así vivir como un holgazán toda su vida y apareció tanto dinero que no sabia que hacer con el. Ya con tanto dinero comenzó a temblar y pensó; bueno y ahora ya no tengo que pasar trabajo para tener lo que deseo, para que voy a seguir viviendo si ya no vale la pena vivir. Y se le cumplió ese su último deseo y murió al momento.

Esta es una antigua enseñanza, de gran significado. Tu mente es un árbol dador de deseos: pienses lo que pienses, tarde o temprano lo podrás ver cumplido.  Si observas profundamente, hallarás que todos tus pensamientos te están creando a ti y a tu vida. Crean tu infierno y también tu cielo.

Cada uno en la vida es como un mago. Cada cual está hilando y tejiendo un mundo mágico en torno de sí mismo y dependiendo de sus pensamientos coordinados y sus acciones así serán sus resultados, la magia esta en saber organizar aisladamente cada una de las partes para que sumadas juntamente nos den un todo. 

Querido Juanito, aprende que eres el responsable de tu dicha o desdicha, es mas lo que tiene que ver contigo que lo que tiene que ver con otros. Solamente aprende a organizar y a sumar las partes, de ello dependen tus resultados.

La sequía                              

Desde noviembre del 1913 no llovía en Guayama, los calores eran de madre. El último día que llovió casualmente fue la noche en que don Vicente Palés Anés el padre de mi amigo Luis Palés Matos murió en el teatro Bernardini mientras recitaba un poema. De alla para acá como que ya se había llorado bastante,y habia hasta una sequia de lágrimas pues don Vicente era muy querido en el pueblo, todavia recuerdo que recitaba el poema El Cementerio, de Santos Chocano al momento de caer en el escenario que yo ayude a montar. Hubo quien pensaran que aquello era un trabajo que se le hizo por parte de rivales de la Logia y que todo se habia calculado para que ocurriera así.

Ya estábamos en mayo del 1914 y habían pasado casi seis meses desde ese día sin caer una gota. Para estos días casualmente yo me había fugado de la casa de Doña Luisa Cintrón, aunque ella era muy buena conmigo y me enseño muchas cosas. Pero a cada rato, venia Elvira Porrata, la esposa de mi padre a buscarme y yo me escabullia pues no quería irme a vivir con él. Mi compromiso a mi madre no lo iba a romper por nada y cada vez que se aparecía a buscarme yo me escondía y apretaba fuertemente el escapulario que me regalo ella antes de morir entre mis manos, pidiéndole que no me dejara coger. Así que un buen día cogí dos o tres cosas y me fui, después de todo yo me las sabía arreglar por mi propia cuenta, yo habia crecido en la calle trabajando desde los cuatro o cinco años, eran tiempos difíciles y era un niño de hacer mandados.

Para esos dias de principios de Mayo yo andaba con mis amigos Néstor Cora y Vicente Pillot, nos fuimos para Las Mareas a pescar Jueyes y Cocolías.

--¿Dianche que calor hace verdá, Juan?-- Le pregunto Néstor

-Diablos si, me voy a derretír si esto sigue así- le contesto Juan

-La cosa es que no me luce que vaya a llovel pol buen tiempo- decía Vicente

Mientras caminaban hacia la playa de Las Mareas veían los pastizales coger fuego lo que aumentaba el calor de los caminos principales.

Estos dos amigos de Juan eran casi como hermanos de él. Néstor Cora era un mulatito de Arroyo, que se había venido a vivír a Guayama y Vicente era mas negro que un tizón, Juan por su lado era jincho y  entre los tres hacían la mezcla de los tres colores de gente de Guayama, todos andaban por los 9 y 10 años. Ellos venían con la encomienda de llevarse una buena pesca de crustáceos y almejas que les encargo don Genaro Cautiño, que le gustaba estar bien alimentado de mariscos, una de sus criadas le hacia un caldo que el decía que lo ponía mas fuerte que un Toro. Los muchachos reían las ocurrencias de don Genaro que decían que era más enamorao que don Juan Tenorio. Don Genaro les ofrecio .50¢ centavos a los tres por un saco combinado de dichos mariscos y estaban dispuestos a caminar por encima de brasas encendidas si fuera necesario para ganarse su dinerito.

Según se acercaban a la playa Juan les hablaba de su nuevo amigo el Indio Yacari.

--¿Saben qué muchachos? -- hablaba Juan--Yacari el Indio me enseño una forma de protegerme contra la maldad de la gente mala.--

--Él me dijo que la fuerza de mi pensamiento y el no creer que las cosas malas me van a hacer daño es el mejor amuleto o talismán que nosotros los hijos de Dios podemos tener.--Tambíen me dijo que los espiritus de la gente que nos quiso, nos van a acompañar hasta la muerte, asi que habia que honrarlos y pedirle a ellos para recibír bendición y protección. Que Dios los ayudaba a ayudarnos, a la verda es que no entiendo muy bien, pero bueno...

Vicente le dijo--Bueno puej mi mai me dice que tengo que rezar to los días el padre nuestro antes de acostalme a dolmíl, para poder dormíl con los angeles.--

--Ay madre, puej yo estoy chavao puej yo caigo como palo cuando pongo y me acuesto en el petate y no tengo tiempo ni pa pensal.--Les decia Néstor

--Aunque me dijo también que si queria tener un amuleto poderoso, que fuera a la Iglesia y con un algodón mojado con agua bendita, lo pasara por la imagen del Cristo crucificado. Que después a ese algodón lo cubriera con la esperma de una vela encendida dedicada a un ser querido hasta que hiciera una bola. Una vez hecho esto, la pureza del agua bendita y el amor y poder de Cristo iban a poner de manifiesto el espiritu de tu ser querido el que me iba a ayudar.--

--Que eso no fallaba, si yo creia con todas las fuerzas de mi alma. Me dijo que cargara el amuleto en una tela de algodón cortada circularmente y que luego la cerrara y amarrara con un gabete de uno de mis zapatos.--

--¿Oye Juan y tu crees esos disparates?-- le pregunto curioso Néstor

--Tu vaj a volvelte loco si te ponej a creel en esas cosa-- añadia Vicente

Bueno yo no se ná, eso fue lo quel me dijo- réplico Juan

Ya en la playa pescaron una barbaridad de cocolias que tuvieron que botar casi la mitad pues estaban cortos en la pesca de jueyes y el trato era que la mitad de la pesca fuera de jueyes y la otra mitad de cocolías. --Juan vete a buscar laj almejas que nojotros nos encalgamos de bregal con los jueyes.--

--Bueno...

Juan se fue solo por la orilla de la playa hasta llegar cerca de un manglar donde alli en el suelo de la orilla habian cientos de almejas esperando por él. Eran tantas que se tuvo que marchar solo con la cantidad que podia cargar.

Según caminaba por la orilla de regreso a donde estaban sus amigos, escucho los golpes de unos tambores que entonaban ciertos ritmos afrocaribeños y una gran algarabia. Apenas podia escuchar que estaban cantando algo y decidio acercarse sigilosamente y curiosear.

Entonces cautelosamente se acomodo detras de una palma y veia una cofradia de negros y mulatos tocando tambores y a las mujeres bailar como si estuvieran borrachas o algo asi, bueno, eso penso él.

Y segun afilaba el oido escuchaba esta entonación:

A la Verdegueeeeeee, a la Verdegueeeeeee

Mi mama no quiere que yo vaya a la Verdegue.


A la Verdegueeeeeee, a la Verdegueeeeeee
Mi mama no quiere que yo vaya a la Verdegue.

A la Verdegueeeeeee, a la Verdegueeeeeee
Mi mama no quiere que yo vaya a la Verdegue.
Sali de Machete para el pueblito del Carmen
pero me dijeron que no entrara a la Verdegue, ¿dime porque?

A la Verdegueeeeeee, a la Verdegueeeeeee
Mi mama no quiere que yo vaya a la Verdegue.
Ni por veinte riales, yo no voy a la Verdegue,
puej ella no quiere que yo entre a la Verdegue, ¿dime porque?

A la Verdegueeeeeee, a la Verdegueeeeeee
Mi mama no quiere que yo vaya a la Verdegue.
Porque hay una negra que cuando cuela puro café
 pone a tos los hombres arrastrandosele hasta los pies.

 

   

A Juan le encantaban esas cofradias de negros y de hecho con ellos tenia un buen trato, allí en la playa se reunian los domingos los humildes trabajadores de la caña a tomar ron cañita y a divertirse y compartir entre ellos pues era lo unico que les quedaba despues de jornadas de seis dias y hasta doce horas de trabajo bajo el sol.

Mientras miraba atento aquel jolgorio, pensaba en el calor que hacia y metio su mano dentro de su camisa y froto el amuleto que llevaba y que no le habia dicho a sus amigos que tenia consigo. Entonces se dijo a si mismo: Este calor esta de madre tengo ganas de tomarme algo, entonces ppttuumm... cayo un coco de la palma que lo guarecia del sol y se rompio dejando una hendidura que le permitio si no hubiera sido por la celeridad de su reacción, cogerlo a tiempo y tomarle su dulce y refrescante agua. --Ahhhh... Ay coño que suerte, lo único que falta es un buen aguacero-- No bien dijo esto, escucho un trueno y una inmensa nube negra como a tres o cuatro millas mar adentro adentrarse a la costa, entonces a Juan le vino un presentimiento. --Ay coño, tengo un barrunto, dejame avanzar que si nos coge ese animal <<refiriendose a la nube>> nos va a lleval el diablo de camino pa' tras.--

Según se apuraba en llegar sonaban truenos a la distancia. Entonces vio a sus amigos que habian abierto un coco y le comian la tela y les dijo. --Muchachos ajoren el paso, que lo que viene apesta a mier...

Los muchachos miraron el nubarron y enfilaron camino de vuelta para el pueblo de Guayama. En eso unos carreteros que llevaban un cargamento de carbón los recogieron y los llevaron hasta la via del tren donde el silbato avisaba que venia en camino.

En un truco viejo de carboneros como el tren no venia a gran velocidad pegaron la carreta a una plataforma del mismo y Juan brinco primero, el tren redujo un poco la velocidad tambien para ayudar y pasaron los sacos, luego Vicente y Néstor brincaron y ya estaban en camino de regreso.

Los carreteros se despidieron de ellos y el conductor de la máquina sono el silbato y acelero el paso. Hacia un calor casi infernal y sumado al calor que despedia la máquina subia aún mas la temperatura.

UUUUuuuuuuuu... Los chicos gritaban emocionados de la alegría en su viaje del tren, ellos alegres saludaban a cuanta gente vieran a su paso.

En el punto mas cercano al pueblo el tren detuvo su marcha, para dejar un grupo de obreros y los muchachos se bajaron y siguieron a pie. Vicente agarraba un extremo del saco de jueyes y cocolias y Nestor el otro extremo. En eso retumbo un trueno que los dejo casi sordos y...

--"AGUACERO DE MAYO, AGUACERO DE MAYO"--  UUUUUUUUUUUUuuuuuuuu... gritando los muchachos eufóricos entraban al pueblo anunciando el fin de la sequia y comenzaba a caer un tremendo aguacero que presagiaba buena suerte a los primeros que se mojaran con sus aguas que eran consideradas benditas, era el 1ro. de mayo de 1914.

Además debido a que nuestros agricultores, por experiencia y tradición, en el mes de abril preparan la tierra para que esté en condiciones de recibir las semillas de nuestra alimentación básica con el agua esperada de mayo. Hay siembras que se realizaban a través de ramas y estacas, todas muy bien escogidas para asegurar su buena reproducción, terminaba asi la sequia que habia comenzado en noviembre.

Que se recuerde nunca antes habia llovido todos los dias de un mismo mes, aquel fue el primero en mucho tiempo.

Despues de entregarle a don Genaro Cautiño su encargo y cobrar, los muchachos llegaron a sus casas enchumbaos. Juan por su parte se fue al almacén del colmado de don Jesús donde se estaba quedando a vivír y luego de secarse y  tirarse en los sacos de harina a descansar se ponia a pensar y a ver el tiempo pasar...

Esta historia continua desarrollándose...

 

 

Fundación Educativa Héctor A. García